martes, 17 de junio de 2014

Los probióticos ayudan a liberar estrógenos


 
 
 

Los probióticos son microflora (bacterias y otros organismos) fundamentales para nuestra salud. Al menos 400 especies distintas colonizan el aparato gastrointestinal. Las más importantes son las Lactobacillus acidophilus y las Bifidobacterium Bifidum.
Están involucrados en el mantenimiento de la función del sistema inmunológico, regulan el metabolismo del colesterol y procesan las toxinas. Pueden ser clave para prevenir muchas clases de cáncer dentro del aparato intestinal como en otros tejidos (mama, próstata y pulmón).
Varias especies probióticas han demostrado tener efectos antitumorales y estimulantes del sistema inmunológico. Además se ocupan de la desintoxicación de muchas sustancias cancerígenas incluidas las hormonas, carcinógenos de la carne y toxinas ambientales.

Uso de probióticos para fomentar la liberación del exceso de estrógenos

Para librarse del exceso de estrógeno y las toxinas solubles en grasa, el cuerpo las une a una molécula llamada ácido glucorónico. Después elimina este complejo a través de la bilis. El vínculo entre la molécula "nociva" y su acompañante puede romperse por la acción de la glucuronidasa, una enzima que segregan bacterias indeseables del aparato intestinal. El exceso de actividad de la glucuronidasa significa que hay moléculas "nocivas" activas en el organismo. Esto a su vez, se asocia a un mayor riesgo de cáncer, especialmente de riesgo de cáncer de mama estrógeno-dependiente.
La actividad de la glucuronidasa es mayor en las personas que comen una dieta rica en grasas y pobre en fibra. El nivel de actividad de la glucuronidasa puede ser un factor esencial para explicar porque ciertos factores dietéticos provocan cáncer de mama y porque otros factores dietéticos son preventivos.
La actividad de las enzimas bacterianas nocivas puede reducirse manteniendo el equilibrio adecuado de la flora bacteriana. Una forma de conseguirlo es consumir alimentos que reducen la actividad de la glucuronidasa (cebolla y ajo), así como con un alto contenido en ácido glucorónico (manzanas, coles de bruselas, brócoli, col y lechuga).
Otra estrategia consiste en complementar la dieta con "bacterias saludables", como la Lactobacillus acidophilus y la Bifidobacterium Bifidum.
Los probióticos se pueden tomar en polvos, jarabe, cápsulas o comprimidos. Es necesario que esté bien producido, envasado y almacenado para asegurar su viabilidad, el grado correcto de humedad y evitar su contaminación.
Son preferibles los que están recubiertos de entérico, para evitar que la cápsula se descomponga en el estómago, y así incrementar las posibilidades del traslado de los organismos a los intestinos delgado y grueso.
 
Extraído del Blog Oncocomplementos

 

 

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