viernes, 26 de septiembre de 2014

El prolongado "efecto Angelina" sobre el cáncer de mama


 
En mayo de 2013 la actriz Angelina Jolie anunció que se había sometido a una doble mastectomía debido a que es portadora de una mutación en el gen BRCA1, gen que predispone a padecer cáncer de mama. Después la cantante Anastacia declaró que ella también se había sometido a esta intervención debido a su riesgo de cáncer de mama. Desde entonces, lo que algunas conocen como el «efecto Angelina» en Reino Unido se han duplicado el número de consultas y de pruebas genéticas para el cáncer de mama, asegura un estudio que se publica en «Breast Cancer Research».
La investigación ha recabado información de una base de datos de 21 centros y muestra que muchas más mujeres han acudido a sus médicos para consultarles sus dudas sobre este tema. La noticia positiva es que la mayoría de éstas tenían motivos reales –antecedentes familiares- para hacer la consulta médica. De hecho, según el documento muchas se sometieron a pruebas y consejos genético porque lo necesitan y no se había creado, como se pensaba en un principio, un efecto no deseado.
 
Mutación genética
La mutación BRCA1 se hereda de uno de los progenitores y es la causa de al menos el 10% de los cánceres de mama. Las mujeres que son portadoras de esta mutación tienen entre 45% y 90% de riesgo de desarrollar cáncer de mama durante su vida. Las recomendaciones aconsejan que si se tiene historial familiar de cáncer de mama y un familiar con cáncer de mama es necesario que reciba asesoría genética. En el Reino Unido, poco después de que Angelina Jolie anunciara su decisión, se publicó un documento en el que recomienda que sólo las mujeres que tengan riesgo de desarrollar cáncer de mama deben ser derivadas a la realización de pruebas genéticas.   
Lo que este trabajo constata es que el impacto del anuncio de Jolie no ha sido transitorio, sino que meses después muchas mujeres siguen buscando información sobre este tema. En concreto, en este estudio se aprecia un aumento del doble en cuanto a las consultas sobre asesoramiento genético en cáncer de mama si se compara con el mismo periodo del año anterior, 2012.
Los investigadores creen que el anuncio de Angelina Jolie ha provocado que muchas personas sean más conscientes de los riesgos de una historia familiar de cáncer y sobre qué estrategias se puede adoptar para mitigar los riesgos. «Es posible que el caso de Angelina Jolie haya tenido un impacto más grande que otros casos conocidos, probablemente debido a su imagen de mujer glamorosa y fuerte», asegura Gareth Evans, autor del trabajo. Su mensaje, añade ha reducido los temores de muchas pacientes sobre la pérdida de «identidad sexual después de la cirugía y ha alentado a muchas mujeres a informarse sobre este tema».
Ana Patiño, de la Unidad de Genética Clínica de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), subraya el hecho de que gracias al «efecto Angeline» muchas mujeres saben que existen tratamientos preventivos para evitar el cáncer si tienen riesgo.
Explica Patiño que el 80% de los casos de cáncer son esporádicos; del 20% restante, un 15% es familiar, «aunque no hay causas genéticas identificadas», y el 5% es hereditario: asociado a dos genes principalmente, BRAC1 y BRAC2, pero también a Check2 y Palb2. Las pruebas genéticas se hacen para identificar los dos primeros genes, aunque en algunos centros como el Patiño, también los otros dos. Ahora bien, comenta Graña, «es preciso identificar qué personas son candidatas a la pruebas genéticas».

Criterios definidos
Y para eso hay unos criterios definidos: tener un caso de cáncer de mama con menos de 40 años; cáncer de mama y cáncer de ovario en la misma paciente, a cualquier edad; dos o más casos de cáncer de mama, uno de ellos diagnosticado con menos de 50 años, o bilateral –ambas mamas-; un caso de cáncer de mama diagnosticado con menos de 50 años o bilateral, y un cáncer de ovario en un familiar de primer o segundo grado; tres casos de cáncer de mama u ovario (al menos uno de ovario), en familiares de primer o segundo grado; dos casos de cáncer de ovario en familiares de primer o segundo grado, y un caso de cáncer de mama en varón, y otro caso de cáncer de mama (varón o mujer) u ovario en un familiar de primer o segundo grado.
 
Extraido de ABC.es

 
 

lunes, 22 de septiembre de 2014

La soja podría tener un efecto estimulante sobre el desarrollo del cáncer de mama


 
Muchas mujeres creen que la administración de suplementos de soja es beneficiosa para prevenir o tratar el cáncer de mama, al menos en Estados Unidos. Sin embargo, un nuevo estudio que publica Journal of the National Cancer Institute sugiere que la soja podría ejercer un efecto adverso sobre el cáncer de mama. El impacto del consumo de soja en la prevención y el tratamiento del cáncer de mama no está claro.
Esta investigación muestra que la administración de suplementos de soja altera la expresión de genes asociados con el cáncer de mama, aumentando la preocupación de que la soja podría tener efectos adversos sobre estos tumores. La soja puede ejercer un efecto estimulante sobre el cáncer de mama en un subgrupo de mujeres.
Para aclarar este tema, Moshe Shike, del Departamento de Medicina en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center y el Weill Cornell Medical College (Estados Unidos), y sus colegas realizaron un estudio aleatorio controlado con placebo sobre los efectos de los suplementos de soja en la expresión de genes y marcadores de riesgo de cáncer de mama entre las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama invasivo.
El trabajo, dirigido entre 2003 y 2007, implicó a un total de 140 pacientes que fueron asignados al azar a la administración de suplementos de soja (proteína de soja) o placebo (proteína de la leche), desde la consulta quirúrgica inicial hasta el día antes de la cirugía. A continuación, se analizaron los tejidos tumorales de la biopsia de diagnóstico (pretratamiento) y en el momento de la resección (postratamiento) y se observaron cambios en varios genes que promueven la progresión del ciclo celular y la proliferación celular entre las mujeres en el grupo de soja. "Estos datos plantean la preocupación de que la soja puede ejercer un efecto estimulante sobre el cáncer de mama en un subgrupo de mujeres", concluyen los autores.
Según escribe V. Craig Jordan, doctor en Ciencias del Departamento de Oncología en el Centro de Cáncer de la Universidad de Georgetown, en el editorial que acompaña a la publicación, este estudio "ilustra los peligros del consumo de fitoestrógenos demasiado pronto, alrededor de la menopausia, pero la biología de estrógeno en condiciones de privación de estrógeno sugiere que los fitoestrógenos podrían tener un beneficio una década después de la menopausia".

 Extraído de 20 minutos.es

 

jueves, 18 de septiembre de 2014

La alimentación anticáncer según el Dr. Franco Berrino del Instituto Nacional de Tumores de Milano


 
En esta entrevista se recoge un buen resumen de lo que podría ser una alimentación saludable que ayuda a vencer el cáncer.
Comemos demasiadas proteínas, tomamos demasiado azúcar, tenemos que reducir el consumo de carne roja y carne procesada, hay que consumir sólo la fruta de temporada…. Este es el resumen del programa de Singulars en el que vino como invitado especial el doctor Franco Berrino, director del Departamento de Medicina Preventiva del Instituto Nacional de Tumores de Milano, un hombre que ha trabajado incansablemente para divulgar la manera cómo una alimentación adecuada puede ayudar a prevenir enfermedades como por ejemplo el cáncer.
Estos son algunos de sus consejos:
Reducir el consumo de carne: hay que reducir el consumo de carnes rojas y evitar el consumo de carnes procesadas como embutidos o frankfurts. Los que comen carnes procesadas tienen el doble de riesgo de contraer este tipo de cánceres que los que no comen. Además, la carne roja es muy rica en hierro, un tipo de hierro con capacidad oxidante y favorece la formación de sustancias cancerígenas al intestino.
Reducir el consumo de proteína en general: Comemos demasiadas proteínas. Las personas que hacen dietas hiperprotéicas se adelgazan, pero después, sistemáticamente, se vuelven a engordar. Además, son dietas muy tóxicas, intoxican el cerebro, que es el centro del apetito. Las recomendaciones actuales sugieren que deberíamos de asegurar una ingesta diaria de 0,8 gramos de proteína por quilo de peso al día. En nuestra sociedad comemos el doble de las que se necesitan. Es mejor consumir pescado y legumbres.
Reducir el azúcar refinado: A comienzos del siglo XX se comían 5 kg de azúcar por persona al año. Actualmente se calcula que consumimos 50 kg por persona en un año. Comer demasiado azúcar hace subir el nivel de glucosa en sangre y producimos demasiada insulina. Cuando la insulina sube demasiado, hay efectos colaterales: se producen demasiadas hormonas sexuales, y en las mujeres, un exceso de hormonas sexuales favorece un mayor riesgo de aparición de cáncer de mama. Todos los estudios indican que las mujeres que comen muchos azúcares y alimentos refinados que hacen subir los niveles de insulina tienen el doble de riesgo de desarrollar un cáncer de mama respecto a las mujeres que comen menos azúcares. Y las mujeres que tienen o han tenido cáncer de mama tienen un riesgo más alto de desarrollar metástasis si tienen muy altos los niveles de insulina. En el caso de los niños deberíamos evitar que consumieran tantas golosinas. Hay una presión comercial muy grande pero hay que ayudarles a que aprecien alimentos con dulces naturales. Podemos hacer dulces caseros como por ejemplo: mezclar harina de almendra con manzana cocida y un poquito de sal y semillas de sésamo. Se hacen bolitas y se ponen al horno.
Reducir el consumo de lácteos: Es importante amamantar los niños, la leche materna es el alimento más importante para los niños. Pero pasada la etapa infantil, la leche ya no es necesaria. A principios del siglo pasado, cuando los niños estaban desnutridos y tenían falta de vitamina D, se daba un vaso de leche a la escuela. Era útil porque la leche de vaca es muy rica en proteínas. Pero ahora nuestros niños están muy nutridos, no necesitan tanta leche. Beber leche cada día aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad. El consumo de leches y quesos son un factor de riesgo de obesidad y sobrepeso. Los niños amamantados con leche artificial es más fácil que engorden y también con leche de vaca.
Calcio y menopausia: Se recomienda comer mucho queso para paliar los efectos de la menopausia, pero no hay ningún estudio científico que demuestre la utilidad de tomar leche o queso para la salud de los huesos. Lo que favorece la aparición de osteoporosis es que comemos demasiadas proteínas. Comer más proteínas significa perder calcio de los huesos. Las proteínas tienen demasiados aminoácidos, acidifican la sangre y los huesos ceden sales de calcio para compensar la acidez que provocan las proteínas. Las proteínas animales son más ácidas que las proteínas vegetales. Los estudios demuestran que quién come mucha carne tiene más fracturas, y que quién come mucho queso no tiene menos fracturas. El queso tiene mucho calcio pero es un concentrado de proteína, por lo que acidifica el organismo y, por lo tanto, no es útil para los huesos. Seguramente lo que pasa es que hay muchos intereses.
Beber cuando se tiene sed: si basamos la dieta en alimentos vegetales con variedad de cereales no refinados, legumbres, frutos secos, y fruta de temporada, no hace falta beber los 2 litros de agua que siempre se ha recomendado. En cambio, si comes mucha carne, muchos embutidos, evidentemente tendrás más sed y será mejor beber más agua. Porque la gente está hinchada, sufre de piernas hinchadas…
Consumir fruta de temporada: Es mucho más importante comer cereales, verduras y legumbres que fruta. Antes se comía la fruta de temporada y ahora comemos fruta todo el año. Tenemos que respetar la natura y comer fruta cuando es la temporada. Cuando hace calor la fruta ayuda a enfriar el organismo; en invierno si comemos mucha fruta tendremos más frío. Ahora se come fruta todo el año y debemos respetar la naturaleza del hombre.
La fibra vegetal: El consumo de fibra vegetal es muy protector para el organismo. Si se comen alimentos ricos en fibra hay menos enfermedades del corazón, diabetes, cáncer, enfermedades pulmonares o del aparato digestivo y enfermedades infecciosas. Las fibras que protegen más son las fibras de los cereales y la verdura. La fibra de la fruta casi no protege.
Los cereales: Los cereales han sido el alimento básico de la humanidad hasta épocas recientes. ¿Qué comía la gente antes de la revolución industrial? ¿Antes de la globalización? El trigo, el pan, la avena, eran la base de la alimentación. Al norte de África se come todavía el cuscús con garbanzos, el mijo con cacahuetes; en Oriente, el arroz y productos de soja. Todos los pueblos en todo el mundo se alimentaban de cereales, legumbres y verduras. Tenemos que recuperar las recetas tradicionales. Mejor comer el cereal que las harinas.
Consejos para la vida diaria: No fumar, hacer actividad física media hora, basar la alimentación diaria en productos vegetales de temporada, los cereales y legumbres, la fruta y la verdura. Evitar las bebidas azucaradas y los embutidos. Comer carne sólo 2 veces a la semana como mucho.


martes, 16 de septiembre de 2014

La radioterapia para el cáncer de mama aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica




 
Estar informados de los tratamientos que recibimos es muy importante, sobre todo cuando los efectos de estos pueden ser tan severos…Yo firme el consentimiento para el tratamiento sin mirar la documentación y nadie más me informó de nada, ni sobre la radioterapia, ni sobre la hormonoterapia. Solo me hablaron de cosas banales, que si la higiene de la piel, que si la hidratación, la exposición al sol, etc. En fin, aunque el colectivo médico debiera de informar detenidamente de los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos, también fue responsabilidad mía no permanecer en la ignorancia.


Los ensayos aleatorizados han demostrado que la radioterapia para el cáncer de mama utilizada en etapas tempranas puede reducir las tasas de recurrencia y de muerte por cáncer. Sin embargo, la radioterapia también implica una cierta exposición incidental del corazón a la radiación ionizante que podría aumentar el riesgo de cardiopatía isquémica. Aunque los esquemas de tratamiento se han ido modificando, en la mayoría de las mujeres, el corazón sigue recibiendo una dosis de 1 a 5 Gy, y varios estudios han sugerido que la exposición a este nivel puede causar cardiopatía isquémica.
Para aclarar el efecto de la radiación ionizante sobre el desarrollo posterior de cardiopatía isquémica, se realizó un estudio poblacional de casos y controles en mujeres que recibieron radioterapia para el tratamiento del cáncer de mama. Se definió evento coronario como la ocurrencia de infarto de miocardio, revascularización coronaria o muerte por enfermedad isquémica del corazón. Se analizaron 2.168 mujeres que se sometieron a radioterapia para el cáncer de mama entre 1958 y 2001 en Suecia y Dinamarca, el estudio incluyó 963 mujeres con eventos coronarios mayores y 1.205 controles, seleccionados aleatoriamente entre la población elegible. La información de las pacientes se obtuvo de los registros hospitalarios. Para cada mujer, las dosis de radiación promedio sobre todo el corazón y sobre la arteria coronaria descendente anterior, se estimaron a partir de la tabla de radioterapia.
El promedio de dosis media sobre todo el corazón fue de 4,9 Gy (rango: 0,03 a 27,72). Las tasas de eventos coronarios mayores se incrementaron linealmente con la dosis media sobre el corazón en un 7,4% por Gy (IC 95% 2,9 a 14,5; p <0,001), sin umbral aparente. El aumento del riesgo comenzó en los primeros 5 años después de la radioterapia y continuó en la tercera década tras la misma. El aumento proporcional en la tasa de eventos coronarios por Gy fue similar en mujeres con y sin factores de riesgo cardiaco en el momento de la radioterapia.
Con estos datos los autores concluyen que la exposición del corazón a la radiación ionizante durante la radioterapia para el cáncer de mama aumenta la tasa posterior de la enfermedad isquémica del corazón. El aumento es proporcional a la dosis media sobre el corazón, comienza unos pocos años después de la exposición, y se prolonga durante al menos 20 años. Las mujeres con factores de riesgo cardiacos preexistentes tienen mayores aumentos absolutos en el riesgo de radioterapia que otras mujeres.
Comentario
El cáncer de mama es el cáncer más común en las mujeres de todo el mundo, con más de 1 millón de nuevos diagnósticos cada año, y con tratamiento, la supervivencia global a los 5 años es de aproximadamente 90%, con la mayoría de pacientes recibiendo radioterapia como parte del tratamiento. Actualmente la dosis media de radiación en el corazón de la radioterapia para el cáncer de mama es alrededor de 1 o 2 Gy para el cáncer de la mama derecha. Para la enfermedad de la mama izquierda, las dosis son generalmente más altas, pero varían ampliamente. Estos resultados son relevantes, ya que permiten estimar el riesgo de cardiopatía isquémica secundaria en una mujer que recibe radioterapia por cáncer de mama. Dicho riesgo absoluto se debe balancear con la reducción absoluta en el riesgo de recurrencia o mortalidad por cáncer de mama que se logra con la radioterapia. Los porcentajes de aumento en el riesgo por cada unidad de aumento en la dosis media de radiación al corazón son similares para las mujeres con y sin factores de riesgo cardiacos preexistentes, por lo que el riesgo absoluto de cardiopatía isquémica con la radiación es mayor para las mujeres con factores de riesgo cardiacos preexistentes que para otras mujeres.
Referencia
Risk of Ischemic Heart Disease in Women after Radiotherapy for Breast Cancer
Sarah C. Darby, Marianne Ewertz, Paul McGale, Anna M. Bennet, Ulla Blom-Goldman, Dorthe Brønnum, Candace Correa, David Cutter, Giovanna Gagliardi, Bruna Gigante, Maj-Britt Jensen, Andrew Nisbet, Richard Peto, Kazem Rahimi, Carolyn Taylor and Per Hall.
N Engl J Med 2013; 368:987-998.
 

 

 

jueves, 11 de septiembre de 2014

¿Qué pasa con el sexo si tengo cáncer de mama?


 


Casi nunca se habla de la sexualidad tras un cáncer de mama… Los cambios que se producen son muy rápidos y antinaturales. En mi caso estoy aprendiendo a aceptar dichos cambios y a no juzgarlos como negativos, a sentir que hay nuevas posibilidades por explorar, a abrir mi mente y mis sentidos para vivir la sexualidad desprendiéndome de los parámetros y prejuicios que educacionalmente me han inculcado.
Los expertos lo dicen, las investigaciones lo avalan, y la realidad lo demuestra: cáncer y sexo no son incompatibles. Lo importante es abordar el problema de frente y no mantenerlo en silencio. Es importante tener en cuenta estas premisas ya que ciertos fármacos, como son los inhibidores de aromatasa, pueden tener efectos negativos en la sexualidad.
Los inhibidores de aromatasa son una clase de fármacos que se utilizan normalmente para tratar, entre otros, el cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que pueden tener efectos negativos en la sexualidad. Ahora, una reciente investigación publicada en Journal of Sexual Medicine ha querido abordar si existen este tipo de problemas durante los dos primeros años del tratamiento y si, además, estos problemas conducen o no, al abandono del tratamiento.
Las conclusiones señalan que la mayoría de estas mujeres presentan problemas sexuales que causan angustia y son difíciles de resolver, sin embargo, la mayoría de ellas sigue con el tratamiento y una minoría cesa su actividad sexual. Desglosando un poco más los resultados, se muestra que de las 129 mujeres (tenían 63 años de edad media) que respondieron los cuestionarios, el 93% se mostró disfuncional, según una escala de medición sexual. Y de ellas, el 75% sentía angustia por estos problemas. Bien es cierto que, según este estudio, antes de empezar el tratamiento con inhibidores de aromatasa, sólo el 52% de las mujeres eran sexualmente activas. De ellas, casi el 80% desarrolló un problema sexual, pero más de la mitad (52%) tomaron medidas para resolverlo.
Los hallazgos de esta investigación concuerdan bastante con lo que sucede en la realidad de las consultas. La doctora Laura García Estévez, responsable de la Unidad de Mama de HM Sanchinarro (Madrid), afirma que, efectivamente, existen ciertos problemas. "A la consulta, las mujeres suelen venir quejándose de sequedad vaginal, que les impide tener relaciones sexuales satisfactorias y, en ocasiones, también de perdida de la libido".
Por su parte, Margarita Feyjóo, jefe de Servicio Oncología del Hospital Sanitas La Moraleja, mantiene que "si entendemos la disfunción sexual como la dificultad durante cualquier etapa del acto sexual, tanto para realizarlo como para disfrutarlo, las disfunciones que pueden experimentar estas mujeres pasan desde una disminución de la libido, disminución de excitación sexual, rechazo al contacto físico, sequedad vaginal con relaciones difíciles y dolorosas, y trastornos del orgasmo".
Aproximadamente, un 55-65% de los cánceres de mama son hormonosensibles, explica García Estévez. Es decir, son tumores que, en cierta medida, se alimentan de los estrógenos que las mujeres tenemos en sangre. Por tanto, estas pacientes serán susceptibles a recibir un tratamiento basado en inhibidores de la aromatasa. No obstante, aclara la especialista, hay que puntualizar que sólo las mujeres postmenopáusicas son las que pueden recibir estos tratamientos. Estamos hablando de un porcentaje elevado ya que actualmente, el cáncer de mama todavía sigue siendo más frecuente en mujeres de edades avanzadas.
"Prácticamente, todas las mujeres postmenopáusicas con cáncer de mama con receptores hormonales reciben en algún momento tratamiento con inhibidores de la aromatasa", comenta Feyjóo. Sin duda, y por regla general, la menopausia hace que las mujeres experimenten cambios físicos y emocionales que afectan a su sexualidad. En las pacientes con cáncer de mama y en tratamiento con los fármacos mencionados, los cambios de la menopausia, mantiene esta facultativa, son mayores. Pero la reflexión debe ser la misma que para las mujeres sanas que inician su menopausia. La clave, dice, es querer: "Cada mujer debe plantearse si desea seguir una vida sexual activa y, si es así, habrá que solucionar los problemas si existen. Lo primero es la reflexión personal, después reconocer si hay problemas y por último, pedir ayuda para identificar éstos y solucionarlos".
Sexo y cáncer son compatibles
Pese a todo, es muy importante que las personas con esta enfermedad sepan que sexo y cáncer son compatibles. Tal como indica Vanesa Jorge, psicooncóloga de la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc), en primer lugar, las pacientes deben conocer las consecuencias de los tratamientos y de la situación emocional que están atravesando, ya que después de un tiempo los tratamientos pueden desaparecer. En segundo lugar, saber que pueden mantener relaciones sexuales satisfactorias, aunque puedan haber cambiado determinados aspectos de su sexualidad. "Sea cual sea el tratamiento de su cáncer, la sensibilidad sexual permanece casi siempre", afirma.
Bien es cierto que cada mujer es un mundo y vivirá su sexualidad de forma particular pero, sobre todo, en base a cómo haya sido antes del tratamiento, "a la que era antes del diagnóstico, de su relación de pareja hasta ese momento, de su relación consigo misma y de su concepto propio de la sexualidad", señala Feyjóo. La sexualidad siempre cambia pero también es verdad que es un aspecto que, por regla general, reparan en él cuando ya han asimilado el diagnóstico y han superado la quimioterapia, si se administra.
"Cuando la mujer empieza recomponerse, empieza a considerar de nuevo su vida sexual de verdad y a ser consciente de los cambios. Para la mayoría hay algún problema pero, sólo una minoría, decide activamente enfrentarse a ellos y solucionarlo", explica esta profesional.
Lo fundamental, por tanto, es tratar el tema, no es esconderlo. "Casi un 50% de las mujeres con cáncer de mama tiene algún tipo de disfunción sexual. Bien promovida por el tratamiento, por el cambio en la imagen corporal o por el propio diagnóstico de cáncer. Por lo que es un tema hay que hablarlo en la consulta. En primer lugar, para que sepa que es algo normal y no es ningún bicho raro", comenta por su parte García Estévez. El silencio es el peor enemigo de una sexualidad sana y placentera. Según comenta Jorge, la comunicación es crucial: "Compartir los sentimientos, expresar las preocupaciones, así como las preferencias, les ayudará a tener unas relaciones más satisfactorias".
Por su parte, aquellas pacientes que no tienen pareja estable suelen sentir mucha inquietud acerca de una posible relación sexual y pueden aislarse por temor al rechazo. En estos casos, recomienda la experta de la Aecc, "deben recordar hay que valorarse por quienes son y no por lo que les ha pasado, tomarse un tiempo y cuando lo consideren oportuno, intentar iniciar relaciones que le resulten satisfactorias".
 
Extraído de El Mundo