jueves, 29 de mayo de 2014

Cortometraje La Teta que os falta




A mí me hicieron una mastectomía o sea, que me falta una teta. Aunque yo no siento que me falte nada. Yo no soy  solo cuerpo, soy mucho más, y aunque lo fuese sigo sintiéndome igual de hermosa, sólo que diferente. Se trata de eso, de evolucionar y aceptar los cambios, que no son mejores, ni peores, sólo diferentes.

El corto dirigido por César Ríos Aguilar, "La teta que os falta", se ha convertido en el más visto en la historia de FIBABC. En este trabajo, que fue producido gracias a FECMA (Federación Española de Cáncer de Mama) intervienen Beatriz Rico, Elena Martín, Mónica Aragón, Rocío Muñoz, Myr Garrido, Albert Coma, David V. Muro, Ismael Martínez y Patxi Freytez.



martes, 27 de mayo de 2014

El yoga mejora la calidad de vida en el cáncer de mama


 

Personalmente, yo he procurado tener más actividad física ahora que antes del diagnóstico de cáncer. Practico tres veces en semana yoga, camino una hora diaria, todos los días que puedo, y realizo estiramientos y meditación diariamente. La meditación fue lo que más me ayudo para asumir el diagnóstico de cáncer. Necesitaba estar conmigo misma como el comer, fue lo que me permitía calmarme y poder responsabilizarme de mí y de la enfermedad.

En el día de hoy, la meditación y el yoga forman parte de mi vida, y el yoga ha pasado a ser algo esencial que me ayuda a ir conociendo y confiando cada día más en mi cuerpo y en mí misma. Cada día que pasa percibo más la unidad de cuerpo, mente y espíritu. En esta unión no hay fracturas, todo es curación absoluta e integración con lo que me rodea.

Practicar yoga tiene muchos efectos positivos en nuestra salud. Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por el Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas (EEUU) añade uno nuevo: una mejoría en la calidad de vida de las mujeres que tienen cáncer de mama.

Uno de los efectos secundarios más comunes en las mujeres que siguen un tratamiento contra el cáncer es la sensación de fatiga debido a la quimio y radioterapia.

Para probar la tesis del impacto positivo de la práctica del yoga, el equipo de investigadores analizó a 191 mujeres con cáncer de mama con diferentes etapas dentro de la enfermedad. Todas las mujeres fueron asignadas al azar en tres grupos: el primero practicaría yoga, el segundo algunos estiramientos y el tercero ningún tipo de ejercicio. Las mujeres de los dos primeros grupos tuvieron que practicar una hora de yoga tres veces a la semana, durante un período de seis semanas.

Durante este período, preguntaron a las pacientes por su sensación de calidad de vida, fatiga, depresión y calidad del sueño, al mismo tiempo que les fueron realizados varios electrocardiogramas y análisis de saliva, para medir sus niveles de cortisol, la hormona del estrés.

El experimento dio como resultado que las mujeres que habían participado activamente en las sesiones de yoga (el primer grupo) mostraron la caída más aguda en los niveles de cortisol, sugiriendo, por tanto, que el yoga actuaba como regulador más que eficaz de la hormona del estrés. Además, las mujeres sintieron una reducción de la fatiga y presentaron un estado de salud general mucho mejor. Las mujeres de los grupos restantes no notaron ninguna diferencia con respecto a su estado anterior y sus niveles de cortisol no bajaron.

El estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Journal of Clinical Oncology determina que la práctica de un deporte como el yoga, que combina el cuerpo y la mente, tiene un enorme potencial de cara a combatir la fatiga producida por la radioterapia mediante la regulación de la hormona del estrés, y mejorando la calidad de vida en general antes, durante y después del tratamiento.

 

Fuente: Chandwani, et al. Randomized, Controlled Trial of Yoga in Women With Breast Cancer Undergoing Radiotherapy. JCO March 3, 2014 JCO.2012.48.2752

Extraído del Blog Mis recetas anticáncer

sábado, 24 de mayo de 2014

Indol-3-Carbinol


 


Las verduras de la familia de las coles incluyen la col, el brócoli, la coliflor, y la col rizada. Contienen fitoquímicos anticancerígenos conocidos como glucosinolatos. El más importante de ellos es el Indol-3-Carbinol (I3C) un compuesto formado cuando las verduras se trituran o se cuecen. El I3C y otros   que glucosinolatos son antioxidantes y potentes estimuladores de las enzimas naturales desintoxicantes del organismo. Los estudios han demostrado que incrementar la ingesta de estas verduras o tomar I3C como suplemento dietético, incrementa considerablemente la conversión de estrógenos cancerígenos en productos de descomposición no-tóxicos. (30-32). Por tanto, se cree que el I3C protege especialmente de los cánceres de mama y cervical (cuello del útero).

El cuerpo descompone estrógeno de varias maneras. Alguno se convierte en 16-alfa-hidroxiestrona, un compuesto que fomenta los tumores de mama. 
Otro método de descomposición produce 2-hidroxiestrona, que no estimula las células de cáncer de mama.

Aumentar la ingesta de verduras de las coles o tomar suplementos con I3C invierte esa proporción, de modo que tu organismo produce más sustancia "buena" de descomposición de estrógeno y menos de "mala".

En las mujeres que están en situación de alto riesgo, recomendamos que coman entre 4 y 5 raciones por semana de verduras de la familia de las coles, o que complementen la dieta con I3C en una dosis entre 200 y 400 mg al día.

ALGUNOS ESTUDIOS

En un estudio con 30 mujeres con lesiones precancerosas en el cuello de útero (fases CIN II y III), el indol-3-carbinol (I3C) en una dosis de entre 200 y 400 mg. al día registró unos resultados impresionantes. (20). Aunque ningún sujeto del grupo que tomó un placebo experimentó una regresión completa del CIN, aproximadamente un 50% de las mujeres (4 de las 8 pacientes que tomaban 200 mg al día y 4 de las nueve pacientes que tomaban 400 mg al día), registró una regresión completa de sus lesiones precancerosas según puedo apreciarse en una biopsia realizada al cabo de 12 semanas.

El I3C también puede ser beneficioso en los cánceres no hormonales. Esta afirmación, se basa en el resultado del tratamiento sobre 18 pacientes propensos a papilomas respiratorios recurrentes, unas lesiones precancerosas de los pulmones y las vías respiratorias (21). Un 33% (6 de cada 18) de los pacientes del estudio experimentaron un cese en el crecimiento de su papiloma, 6 pacientes redujeron el ritmo de crecimiento del papiloma y 6 pacientes (36%) no registraron ninguna respuesta clínica al índol-3-carbinol.

EFECTOS SECUNDARIOS

No se registraron efectos secundarios ni interacciones entre fármacos, en ninguno de los ensayos realizados con el I3C, ni al tomar suplementos de I3C.

NOTAS


Los brotes de brócoli presentan los niveles más altos de I3C. En cuanto a glucosinolatos una libra de brotes de brócoli equivale a 18 kilos de brócoli fresco.
 
Extraido del blog  Complementos Onco Naturales
 

“Que tu medicina sea tu alimento, y que tu alimento sea tu medicina”. Hipócrates


 


Yo lo primero que hice, incluso antes de que me confirmaran el diagnostico de cáncer fue acudir a un nutricionista. Desde entonces sigo una dieta vegetariana, casi crudívora, a la que le estaré eternamente agradecida. Siento firmemente el dicho de que “somos lo que comemos”.

Además, suelo consumir productos ecológicos en la medida en la que puedo, y aunque es cierto que son más caros, yo personalmente gasto menos dinero en comida que antes de iniciar la dieta, principalmente porque no ingiero nada  que no sea natural y porque como menos cantidad de alimentos. Sobre todo mis cenas consisten en un licuado de dos peras, lechuga y un limón, alguna pieza de fruta y frutos secos.

Además, cada día estoy más contenta de ayudar a proteger nuestro medio ambiente con estas pequeñas acciones. Cada día soy más consciente de que formamos parte de este planeta Tierra en comunión con todo lo que nos rodea.

Consumir menos, apreciar los alimentos y comer de forma consciente y con agradecimiento hacia lo que ingiero forman parte de mi día a día.

El cáncer es la epidemia del S XXI y su incidencia va en aumento. Se estima que 1 de cada 3 personas sufrirá cáncer a lo largo de su vida. Y lo más alarmante es que cada vez es más frecuente en gente joven.

Los cánceres cuya incidencia más ha aumentado en los últimos años son los de mama, colon, pulmón, ovario y piel, que son precisamente los más relacionados con un mala alimentación y con la exposición a tóxicos ambientales. Se estima que se podría reducir entre un 30-40% la incidencia de cáncer con una alimentación óptima. Así que si tenemos una herramienta que nos puede ayudar a prevenir y tratar el cáncer ¿por qué no ponernos manos a la obra?

El cáncer se produce por una pluralidad de factores. Es necesario que se den determinadas circunstancias para que se produzca la enfermedad. No todo el que fuma tabaco sufre cáncer, ni todo el que come de una manera sana estará libre de enfermedad, pero sí es cierto que los fumadores tienen más riesgo de cáncer y las personas que siguen una dieta sana y equilibrada tienen menos tasas de cáncer.

Una alimentación correcta es un complemento ideal para los tratamientos médicos convencionales. La alimentación puede potenciar los efectos beneficiosos de quimioterapia y radioterapia y disminuir sus efectos secundarios.

En la génesis de todos los canceres hay varios mecanismos comunes:

1. Sistema inmune deprimido

2. Acidosis extracelular

3. Ambiente inflamatorio.

La dieta occidental actual es rica en azúcares refinados, harinas blancas, grasas animales y grasas trans y productos lácteos, y pobre en fruta y verdura. Hemos perdido nuestra ancestral y sana dieta mediterránea y hemos adoptado el modelo de alimentación americano, rico en grasas, azúcares y lácteos. Todos estos alimentos favorecen la inmunosupresión, la acidosis y el ambiente proinflamatorio. Fácilmente podemos establecer la conexión cáncer-alimentación y entender por qué la tasa de cáncer en gente joven han aumentado de manera abismal en la última década. Simplemente eliminando estos productos estaremos plantándole cara al cáncer.

Las células tumorales tienen avidez por la glucosa, se alimentan del azúcar que ingerimos con los alimentos. Tan clara es esta asociación que cuando a un enfermo con cáncer le realizan un PET para saber si existen metástasis, lo que hacen es inyectar glucosa y flúor intravenoso y posteriormente realizar un TAC para captar las zonas con hiperglucemia. Por lo que en personas con cáncer es muy importante eliminar los azúcares y mantener unos niveles de glucosa en sangre óptimos, recurriendo a aquellos alimentos que ayuden a mantener la glucemia controlada de manera constante.

Los alimentos con alto índice glucémico (IG) son aquellos que tienen la capacidad de elevar rápidamente los niveles de glucosa en sangre y por tanto son ideales para alimentar a las células tumorales. Entre estos alimentos contamos con la glucosa, el jarabe de glucosa, arroz y maíz, las patatas fritas, las harinas blancas, el arroz blanco, el almidón de maíz, las pastas blancas de trigo, el pan blanco... Por tanto, contamos con otra herramienta más para sitiar a las células tumorales eliminando los alimentos con IG alto y sustituyéndolos por alimentos con IG bajo que nos van a ayudar a tener la glucemia a raya. ¿Si el azúcar nos mata cómo podemos endulzar? Como endulzantes se recomienda usar estevia, sirope de agave, sirope de yacon, azúcar de coco o miel de acacia, todos ellos cuentan con un índice glucémico bajo y en el caso de la estevia además podemos aprovechar sus propiedades terapéuticas.

Los tóxicos ambientales también influyen en el inicio y progresión del cáncer. Según la OMS hay identificadas más de 200 sustancias como carcinógenas. Entre ellas: Tabaco; Alcohol; Pesticidas; Parebenes y derivados del petróleo usados en cosmética; Alquifenoles y Ftalatos usados en productos de limpieza; el Teflón usado como antiadeherente en ollas y sartenes; Aditivos y Conservantes alimentarios; PCBs; PVC; Plásticos de Policarbonato; presente en plásticos y latas; Metales pesados (plomo, mercurio, cadmio...) y una larga lista de sustancias identificadas como cancerígenas. Eliminando carcinógenos ambientales reduciremos la posibilidad de sufrir cáncer y enlenteceremos el crecimiento de los tumores ya existentes.

Hay alimentos que nos van a servir para eliminar células tumorales ya sea por su capacidad para alcalinizar, por su poder estimulante del sistema inmune, por su efecto antiinflamatorio o estar repletos de vitaminas, minerales y antioxidantes o por poseer determinados fitonutrientes, móleculas con demostrada actividad anticancerosa. Por ejemplo la quercetina de cebollas y manzanas, el resveratrol de la uva negra y el vino tinto, la epigalocatequina-3-galato del té verde, el Indol 3 carbinol de las crucíferas, el licopeno del tomate, la curcumina de la cúrcuma, la aliína del ajo, los terpenos de las hierbas aromáticas, etc. La buena noticia es que la mayoría de alimentos anticáncer no actúan a un solo nivel, sino que tienen varias propiedades anticáncer.

Alimentos con IG bajo que ayudan a regular la glucemia Los vegetales y hortalizas, las hierbas aromáticas, la canela, los frutos secos, las semillas, las legumbres, el trigo sarraceno, la quinoa, el amaranto, el arroz negro, las manzanas, las ciruelas, los melocotones, la chirimoya, la granada, las mandarinas, las fresas, la estevia, el agave...

Alimentos antiinflamatorios:
Algas, Semillas de Lino, Cúrcuma, Frutas secas y en general todos los alimentos con pigmento verde.

Alimentos Alcalinizantes:
Mijo, Germinados, Hortalizas, Frutas frescas y secas, Limón, Patata con piel, Piña, Tomate, Manzanas, Setas, Estevia, Cúrcuma, Jenjibre, Cebolla, Calabaza, Semillas, Algas, Alimentos fermentados

Alimentos ricos en Omega 3:
Semillas de lino, Nueces, Aguacate, Vegetales de hoja verde
Estimulantes del sistema inmune
Setas, Fruta y Vegetales en general

Antioxidantes:
Acaí, Té verde, Vegetales de Hojas verdes, Cacao y Chocolate >85% cacao, Algas, Germinados,
Legumbres, Fruta y sobre todo Frutos rojos, Piña y Papaya ...

Antiangiogénicos (evitan las metástasis):
Ajo, perejil, apio, cúrcuma
Alimentos ricos en vitaminas y oligoelementos (zinc, magnesio, cobre, selenio, etc)
Sésamo, Vegetales y Frutas de pigmentos fuertes: Pimientos, naranjas, limones, rábanos, zanahorias, uvas, frutos rojos, nabos; Legumbres, Germinados, Setas, Algas...

Alimentos pre y probióticos:
Chucrut, Kimchi, Miso, Tamari, Kefir, Leche materna.

La forma de cocinar los alimentos también es muy importante en la lucha contra el cáncer. Debemos evitar los fritos, los rebozados, ahumados, encurtidos y barbacoas. Daremos prioridad a los alimentos crudos, al vapor y hervidos. El 50% de los alimentos que consumamos deberían ser crudos. Por eso los zumos, batidos y ensaladas deben ser los protagonistas de nuestra dieta.

La dieta ideal para luchar contra el cáncer es una dieta vegana variada basada en productos ecológicos y de temporada y preparada de manera artesanal dando preferencia a los alimentos crudos y vivos.
- Sería una dieta rica en pigmentos naturales de frutas y verduras, Rica en semillas y germinados y con abundantes zumos y batidos verdes.
- La dieta vegana ayuda a reparar el ADN nuclear, neutraliza los radicales libres, repara las membranas celulares, estimula el sistema inmune, detoxifica y limita la extensión de los tumores.
- Además de ingerir alimentos debemos mantener una actitud positiva, entusiasta y de agradecimiento hacia la tierra, los alimentos y la vida.
- Ayunar de vez en cuando es muy recomendable. Tiene efecto terapéutico disminuyendo la actividad del tumor, reparando el ADN celular y reducción la percepción del dolor.

Artículo publicado por la Dr. Odile Fernández en Revista Uakix

martes, 20 de mayo de 2014

Se recomienda realizar ecografías y mamografías en las mujeres con mamas densas


 
Este era mi caso, precisamente, pero hasta el día antes de la cirugía nadie me informo de que tenía las mamas densas y por tanto el error de las mamografías, que es ya bastante elevado en mamas no densas se incrementa en este tipo de mamas. Además, el  riesgo de desarrollar cáncer de mama es un 6% mayor.

La detección del cáncer en mujeres con mamas densas debe incluir una ecografía total de las mamas, así como también mamografías, de acuerdo con las nuevas pautas de la Sociedad Americana de Enfermedades Mamarias (ASBD).
Las mamas densas tienen menos tejido adiposo y más tejido no adiposo que las mamas que no son densas. Las mujeres con mamas densas tienen 6 veces más probabilidades de desarrollar cáncer. Al incluir la ecografía a las mamografías anuales, la detección del cáncer de mama mejora en las mujeres con mamas densas. La ecografía es particularmente eficaz para detectar pequeños tumores de mama que aún no se han propagado hacia los ganglios linfáticos. Sin embargo, las mamografías siguen siendo necesarias, ya que no se pueden detectar todos los tipos de cáncer de mama solo con la ecografía.

Si no sabes si tienes mamas densas, habla con tu médico. La densidad de las mamas es visible en una mamografía, pero los resultados de las mamografías no siempre incluyen esa información.

Si tu riesgo de desarrollar cáncer de mama es más alto porque tienes mamas densas, tú y tu médico elaborarán un plan de detección que se adapte a tu situación particular. Las pautas de detección que se recomiendan en general incluyen lo siguiente:
•una autoexploración mensual de las mamas
•un examen de mamas anual realizado por el médico
•una mamografía digital por año a partir de los 40 años
La mamografía digital es una mejor opción que la mamografía convencional para las mujeres con mamas densas, independientemente de la edad.

Tu plan personalizado de detección también puede incluir lo siguiente:

•una resonancia magnética (IRM)
•una ecografía
Habla con tu médico para elaborar un programa especializado de detección temprana que satisfaga tus necesidades particulares y te brinde tranquilidad. Para obtener la mejor información de los estudios de diagnóstico por imágenes de las mamas, es importante realizar lo siguiente:

•comparar el estudio de este año con los estudios de años anteriores
•correlacionar la información de los estudios de diagnóstico por imágenes (lo que sientes en la mama comparado con los resultados de la mamografía, la IRM y la ecografía)
Por lo general, en los informes de los estudios se podrá observar si el estudio de diagnóstico por imágenes más reciente es diferente de otros estudios o de los primeros resultados del mismo estudio.

Para llevar un registro de los resultados de tus estudios, puedes solicitar una copia del informe de diagnóstico por imágenes y guardarlas en una carpeta.

 

Para obtener más información sobre las ecografías y otros análisis para detectar el cáncer de mama, visita las páginas Detección y análisis de Breast Cancer

Oncólogos australianos critican la quimioterapia


Para mí haber encontrado en internet este estudio fue crucial en cuanto a mi decisión de decir no a la quimioterapia. Espero que a algunos de vosotros os pueda servir a tomar vuestra decisión personal al respecto.

Un importante estudio ha sido publicado recientemente por la revista Clinical Oncology. Este meta-análisis, titulado “La contribución de la quimioterapia citotóxica a la supervivencia de 5 años en adultos con tumores” (The Contribution of Cytotoxic Chemotherapy to 5-year Survival in Adult Malignancies) (documento original en PDF) ha sido realizado para cuantificar cuidadosamente los beneficios del tratamiento quimioterapéutico en adultos afectados por los cánceres más comunes. A pesar de que el estudio ha despertado algo de atención en Australia, país de origen de los autores del mismo, ha sido acogido con un silencio total en el resto del mundo.
Los tres autores del estudio son oncólogos. Grame Morgan, profesor asociado y autor principal, es radiólogo en el Hospital Royal North Shore de Sydney. La profesora  Robyn Ward es oncóloga en el Hospital de St. Vincent, de la Universidad de New South Wales. El tercer autor el Dr. Michael Barton es radiólogo y miembro del Collaboration for Cancer Outcomes Research and Evaluation, del Servicio Sanitario de Liverpool, en Sydney.
 
La profesora Ward también forma parte del organismo oficial (Therapeutic Goods Authority of the Australian Federal Department of Health and Aging) que aconseja al gobierno australiano acerca de la conveniencia y eficacia de los fármacos que han de aparecer en la relación del Programa de Beneficios Farmacéuticos (Pharmaceutical Benefits Schedule), una especia de equivalente al estadounidense Food and Drug Administration (FDA).
Su meticuloso estudio se ha basado en los análisis de los resultados de todos los estudios clínicos randomizados (RTC) llevados a cabo en Australia y Estados Unidos  que habían indicado un incremento significativo de 5 años en la supervivencia de adultos con cánceres malignos, debido al uso de la quimioterapia. La información sobre supervivencia se obtuvo de los registros sobre cáncer australianos, y del estadounidense Instituto Nacional de Cáncer, Seguimiento de Epidemiología y Resultados Finales (SEER), durante el período comprendido entre enero de 1990 y enero de 2004.

Cuando los datos eran inseguros, los autores deliberadamente estimaron en exceso los beneficios de la quimioterapia. Aun y así, el estudio ha concluido que la quimioterapia no contribuye más allá de un 2% a mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer
Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia de que la quimioterapia no prolonga de hecho la supervivencia del enfermo, los oncólogos continúan presentando el tratamiento como una aproximación racional y prometedora contra el cáncer.

“Algunos médicos continúan pensando optimistamente que la quimioterapia citotóxica mejorará significativamente la supervivencia en el cáncer”, escriben en la introducción, “La realidad, a pesar del uso de nuevos y costosos fármacos, solos o combinados, para mejorar los índices de respuesta…es que se ha conseguido muy poco resultado del uso de los nuevos protocolos”. (Morgan 2005)
Los autores australianos prosiguen: “en el cáncer de pulmón, la supervivencia media se ha incrementado sólo en dos meses (durante los últimos 20 años, ed.), y el beneficio total de supervivencia de menos del 5 por ciento se ha conseguido en el tratamiento adyuvante de cánceres de mama, colon, cabeza y cuello”.
 
Los resultados del estudio se han resumido en dos tablas, reproducidas más abajo. La tabla 1 muestra los resultados en pacientes australianos. La tabla 2 muestra el resultado en los pacientes estadounidenses  Los autores señalan que la similaridad de cifras entre Australia y Estados Unidos hacen que sea muy probable que el 2,5 % de beneficio o menos registrado  pueda ser también extendido a otros países desarrollados.

Básicamente, los autores encontraron que la contribución de la quimioterapia a una supervivencia superior a 5 años en adultos, era de un 2,3 % en Australia, y de un 2,1 % en Estados Unidos. Resaltan que, por las razones explicadas en detalle en el estudio, estas cifras “deberían ser vistas como el límite máximo de eficacia” (es decir, que son un cálculo más bien optimista que pesimista).
¿Cómo es posible que a los pacientes se les ofrezca rutinariamente el tratamiento quimioterapéutico, cuando los beneficios obtenidos son tan insignificantes? En su discusión, los autores citan la tendencia por parte de la profesión médica, de presentar los beneficios de la terapia en términos estadísticos que, aunque técnicamente correctos,  raramente son comprendidos por el paciente.

Por ejemplo, con frecuencia los oncólogos expresan los beneficios de la quimioterapia en términos de lo que se llama “riesgo relativo”, en lugar de proporcionar información lisa y llana del porcentaje de supervivencia total. El riesgo relativo es una jerga estadística que permite presentar el beneficio de recibir una intervención médica de manera que, aunque técnicamente correcta, tiene el efecto de hacer que la intervención parezca mucho más beneficiosa de lo que  realmente es. Si recibir un tratamiento hace que el riesgo del paciente descienda de un 4 % a un 2 %, esto puede ser expresado como un descenso del riesgo relativo del 50%.  Es un valor nominal que suena bien.  Pero otra manera de expresarlo, igualmente válida, es decir que ofrece un 2% de reducción del riesgo absoluto,  lo que resulta menos probable que convenza a los pacientes para que se apliquen el tratamiento.
Los pacientes no son los únicos a los que se confunde con el uso excesivo del riesgo relativo cuando se informa de los resultados de la intervención médica. Varios estudios han demostrado que también los médicos resultan frecuentemente confundidos con estos trucos estadísticos.  Según uno de tales estudios,  publicado por la revista British Medical Journal, la percepción del médico sobre la efectividad de los fármacos, y su decisión de recetarlos, está influenciada significativamente por la manera en que se le presentan las pruebas clínicas de estos fármacos. Cuando los resultados están expresados como una reducción del riesgo relativo, los médicos creen que el fármaco es mucho más eficaz, y están mucho más propensos a su prescripción que cuando los mismos resultados son presentados como una reducción del riesgo absoluto (Bucher 1994).

Otro estudio, publicado en la revista Journal of Clinical Oncology  ha demostrado que la forma en que se presentan los beneficios de supervivencia influencia específicamente las decisiones de los oncólogos para que recomienden la quimioterapia. Dado que un 80% de pacientes eligen seguir la recomendación de sus oncólogos, la forma en que el oncólogo percibe y transmite los beneficios del tratamiento es de vital importancia. El estudio ha demostrado que, cuando se proporciona a los médicos los valores de riesgo relativo de un tratamiento quimioterapéutico, están más dispuestos a recomendarlo a sus pacientes que cuando se les da la misma información matemática, expresada como una reducción del riesgo absoluto (Chao 2003).
La manera en que se presenta la información clínica en la literatura profesional tiene por tanto una clara e importante influencia en la recomendación de tratamiento que el oncólogo efectúa. Como ejemplo, un fármaco presentado como que reduce la recidiva del cáncer en un 50% es probable que atraiga la atención y el respeto tanto del oncólogo como del paciente, aunque el riesgo absoluto de que prevenga esa reincidencia pueda ser bajo, quizá sólo del orden de un 2 ó 3 por ciento, y la reducción del riesgo absolutao inconmensurablemente pequeña.

A su favor, los autores australianos del estudio sobre la efectividad de la quimioterapia dirigen el tema del riesgo relativo contra el riesgo absoluto. Sugieren que el abismo aparente entre la percepción pública de la efectividad quimioterapéutica, y los registros actuales de su mediocre actividad pueden ser ampliamente atribuidos a la tendencia, tanto de los medios informativos como de la profesión médica, para expresar su eficacia en términos de riesgo relativo en lugar de riesgo absoluto.
Tal como escriben los autores: “la mínima repercusión en la supervivencia de los cánceres más comunes choca con la percepción de muchos pacientes, que sienten que están recibiendo un tratamiento que incrementará significativamente sus posibilidades de curación. En parte esto representa que se presenta la información como una reducción del riesgo, en vez de cómo un beneficio absoluto de supervivencia, y que se exagera los coeficientes de respuesta incluyendo la “estabilización de la enfermedad”.
 
Como ejemplo de cuán sobre valorada está la quimioterapia, citan el tratamiento del cáncer de mama. En Australia, en 1998, de un total de 10.661 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, 4.638 fueron consideradas aptas para recibir quimioterapia. De esas 4.638 mujeres, sólo 164 (un 3,5%) obtuvieron realmente algún tipo de beneficio de la quimioterapia. Tal como señalan los autores, el uso de los recientes protocolos quimioterapéuticos, que incluyen los taxanos y las antraciclinas (Adriamicina, Daunomicina, Idarubicina, Mitoxantrone) para el cáncer de mama, pueden elevar la supervivencia en un porcentaje adicional estimado de 1%, aunque esto se consigue a expensas de incrementar el riesgo de toxicidad cardíaca y del sistema nervioso.
 
“Tampoco existe evidencia convincente”, escriben “de que la utilización de protocolos con drogas más nuevas y costosas sea mucho más beneficioso que los protocolos utilizados en los años 70”.  Añaden que dos revisiones sistemáticas de las evidencias no habían sido capaces de demostrar ninguna ventaja de supervivencia por quimioterapia en el cáncer de mama recurrente o metastásico.
 
Otro factor que ensombrece el tema es la creciente tendencia de utilizar en las pruebas clínicas lo que llaman “”surrogate end points” como criterio por el que medir la efectividad de un protocolo quimioterapéutico. Eso en lugar de utilizar las únicas medidas reales que interesan a los pacientes: la prolongación de vida desprendida de la supervivencia total, y una mejor calidad de vida. Surrogate end points tales como “la supervivencia sin progresión”, “la supervivencia sin enfermedad”, o la “supervivencia sin recurrencia”, pueden reflejar tan sólo treguas temporales en la progresión de la enfermedad. Esta estabilización temporal de la enfermedad, si es que acaba ocurriendo, apenas dura como mucho algunos pocos meses. Lo típico es que el cáncer regrese, a veces con vigor renovado, y la supervivencia no resulte más larga tras esas intervenciones. Sin embargo, los ensayos en los que se informa en términos de surrogate end points pueden crear la ilusión de que las vidas de los pacientes desesperadamente enfermos quedarán alargadas de forma significativa, o que serán más llevaderas gracias a la quimioterapia, cuando en realidad no es el caso.

En resumen, lo que los autores declaran es:
“La introducción de quimioterapia citotóxica para tumores sólidos, y el establecimiento de la sub-especialidad de oncología médica, han sido aceptados como un avance en la gestión del cáncer. Sin embargo, a pesar de las reivindicaciones del principio señalando a la quimioterapia como la panacea en la curación de todos los cánceres, el resultado de la quimioterapia citotóxica queda limitado a pequeños sub-grupos de pacientes y ocurre principalmente en los tumores menos habituales. “

Ante la naturaleza altamente polémica de los hallazgos de este estudio,  lo que cabría esperar es que hubiera recibido una vasta atención internacional.  En lugar de eso, la reacción de los medios informativos quedó ampliamente limitada al país natal de los autores: Australia. El estudio casi no recibió difusión en Estados Unidos.  De hecho, a pesar de que el documento apareció en diciembre del 2004,  fue de escasa difusión incluso en los antípodas. Los autores fueron entrevistados por la ABC (Australian Broadcasting Corporation) para el programa Informe sobre Salud  en abril del 2005. Pero este decisivo informe no llegó a la atención de la mayoría de médicos hasta que un revista de práctica médica de gran difusión, el Australian Prescriber, escribió una editorial sobre el estudio a principios del 2006.
En el programa Informe sobre Salud de la ABC, el Profesor Morgan, principal autor del estudio, reiteró las conclusiones del mismo en el sentido de que la quimioterapia había sido sobre valorada, y señalaba al factor de que la reducción de riesgo relativo está siendo utilizado como criterio de eficacia, con sus engañosas diferencias de porcentajes elevados.
 
Como contrapartida, el moderador Norman Swan entrevistó al Profesor Michael Boyer, jefe de oncología médica del Hospital Australia’s Royal Prince Albert de Sydney. Incapaz de negar la validez de los hallazgos esenciales del estudio, el Profesor Boyer intentó desprestigiar la metodología de los autores. Sugirió que la cifra de eficacia de la quimioterapia era algo más elevada de lo que el estudio concluía. Incluso así, cuando se le apremió dijo que la cifra más favorable que podía proponer era de que la quimioterapia realmente podía ser efectiva en un 5 ó 6% de casos (en vez de alrededor de un 2%).
 
Cuando fue entrevistado por el Australian Prescriber,  el profesor Boyer comentó igualmente:   “Si empiezas…diciendo cuánto aporta la quimioterapia en las personas sobre las que realmente podrías utilizarla, las cifras suben hasta un… 5% o un 6%”  (Segelov 2006).

Surgen otros críticos:
El profesor Morgan y sus colegas australianos no son los únicos que critican el extendido uso del riesgo relativo para inflar la eficacia de un tratamiento.

En estos últimos años se han alzado otras voces en relación sobre esta tendencia.  Por ejemplo, en una carta al editor de la revista de práctica médica American Family Physician, James McCormack, Doctor en Farmacia y miembro de la facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de British Columbia, hizo la misma observación en relación al riesgo relativo contra el riesgo absoluto, con gran claridad.
El Dr. McCormack tomó como ejemplo las recetas del fármaco bisfosfonato para el tratamiento y prevención de la osteoporosis… pero sus comentarios se aplican de forma idéntica a la utilización de fármacos anticancerígenos. La revista en cuestión había escrito que uno de estos fármacos obtenía casi “un 50% de disminución” en el riesgo de nuevas fracturas. El Dr. McCormack, como si se dirigiera a un paciente hipotético, reinterpretó esta afirmación en términos de riesgo absoluto: “Sra. Jones, su riesgo de desarrollar una fractura en los próximos tres años es aproximadamente de un 8 %. Si se toma diariamente un fármaco durante los próximos tres años, este riesgo puede reducirse de un 8 $ hasta un 5%, o  sea una diferencia de apenas un 3%”. Desde luego, esto suena menos impresionante que decir que el fármaco disminuye el riesgo de fractura a casi la mitad, incluso aunque ambas sean maneras matemáticas correctas de expresar el beneficio a obtener con la terapia.

Las noticias relativas a los tratamientos convencionales del cáncer parecen ser de dos clases: buenas y malas. Las buenas noticias, en el sentido de que los tratamientos convencionales funcionan bien, a menudo generan una cobertura de prensa a nivel general, y declaraciones entusiastas por parte de los funcionarios sanitarios. Por otro lado, las malas noticias, del tipo de que los tratamientos convencionales generalmente han sido sobre publicitados, habitualmente vienen y se van pasando inadvertidas, sin merecer de cualquier manera la atención de los medios informativos.

Extraído de Ralphmoss.com
En esta dirección podéis encontrar el documento original:
 

La mala alimentación es peor para la salud mundial que el tabaco

 

 

Las dietas poco saludables son un riesgo mayor para la salud mundial que el tabaco”, ha afirmado Olivier de Schutter, relator especial de Naciones Unidas para la Alimentación. “De la misma manera que el mundo se ha unido para regular los riesgos del tabaco, debe llegarse a un acuerdo marco sobre dietas adecuadas”, ha añadido Schutter ante la inauguración, pasado mañana, del encuentro Hacia una Convención Mundial para Proteger y Promover las Dietas Saludables de la organización Consumers International. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que la obesidad es responsable de 3,4 millones de muertes al año, y que hay 1.400 millones de personas con sobrepeso.

 Schutter, que presentó en 2012 un informe sobre nutrición, recordó las cinco propuestas estrella de aquel trabajo, y lamentó que no se hayan puesto en marcha. Estas son aumentar los impuestos a los productos menos saludables; regular los alimentos con alto contenido de grasas saturadas, azúcar y sal; limitar la publicidad de la comida basura; replantearse ciertos subsidios agrícolas que abaratan algunos productos y no otros y apoyar a los productores locales para que los consumidores tengan acceso a productos sanos, frescos y nutritivos.
 
“Los Gobiernos han puesto el foco en aumentar la cantidad de calorías disponibles, pero muy a menudo han sido indiferentes acerca de qué tipo de calorías ofrecen, a qué precio, para quién son accesibles y cómo se comercializan”, ha dicho de Schutter.

Las palabras del relator de Naciones Unidas son el último llamamiento sobre el impacto de la obesidad en la salud mundial, que se ha venido a llamar la epidemia del siglo XXI. Según la Organización Mundial de la Salud, aunque el hambre es aún un problema para unos 800 millones de personas, la mala dieta lo es aún mayor: unos 1.400 millones de personas tienen obesidad o sobrepeso en el mundo, y estas malas dietas se relacionan con problemas cardiovasculares, diabetes, osteoartritis y algunos cánceres (mama, endometrio, colon).

Este esfuerzo refleja un efecto pendular: se ha pasado de una preocupación por la insuficiente alimentación a lo contrario. De hecho, el 65% de la población mundial vive ya en países donde hay más muertos por comer de más que por comer de menos. Los últimos datos de la OMS indican que 800 millones de personas pasan hambre, frente a los 1.400 millones que tienen sobrepeso. Y estas malas dietas se relacionan con problemas cardiovasculares, diabetes, osteoartritis y algunos cánceres (mama, endometrio, colon). Además, el sobrepeso se relaciona con el 23% de las enfermedades cardiovasculares, el 44% de la diabetes, la osteoartritis y tumores de mama, endometrio y colon.

Expertos como José López Miranda, del Centro de Investigación Biomédica en Red para la Obesidad y la Nutrición (Ciberobn), afirma que el problema de la obesidad “es mucho mayor que el del tabaco”. “Casi la mitad de la población de los países desarrollados tiene obesidad o sobrepeso y, mientras el tabaquismo está en descenso, los problemas asociados a una mala dieta van en aumento”, dice.

La directora general de la OMS, Margaret Chan, abundó en esta situación ayer durante la inauguración de la Asamblea Mundial de la Salud. “Parte del mundo está literalmente comiendo hasta morir”, dijo. “No vemos ninguna prueba de que la prevalencia de la obesidad esté disminuyendo en ningún sitio. Los alimentos muy elaborados y las bebidas cargadas con azúcar son ubicuas, populares y baratas”.

Tampoco hay unanimidad sobre las medidas propuestas por Schutter. Por ejemplo, Dinamarca y Hungría plantearon en 2011 imponer una tasa sobre las grasas saturadas, pero los daneses la retiraron dos años más tarde. También Dinamarca, Noruega, Australia y Finlandia han planteado un impuesto sobre las bebidas azucaradas, lo mismo que Italia y Francia. En EE UU, el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg abanderó la prohibición de las bebidas supergrandes, pero no la sacó adelante.
 
La patronal de la industria alimentaria española, FIAB, afirma que “no hay evidencia científica alguna de que los impuestos, y en especial los discriminatorios, sean la solución para resolver problemas complejos como los relacionados con las dietas y con estilos de vida”, y señala que, en España, la ingesta media de calorías ha bajado un 13% entre 1964 y 2012. Por eso insiste en que “no hay alimentos buenos o malos”, y que formas de vida como el sedentarismo son clave en la obesidad.
 
En cambio, la idea de usar impuestos para desincentivar ciertos alimentos le parece “fantástica” a López Miranda. “Con los ácidos grasos trans sería lo más adecuado, porque el ser humano puede vivir sin ellos. Lo mismo sucede con los azúcares añadidos. Con la sal es distinto, porque, aunque está en la naturaleza, sí necesitamos cierto suplemento”.

Extraído de El País

 
 

martes, 13 de mayo de 2014

Demasiada medicina en nuestra vida


 
El pasado mes de marzo, la OCU publicó un manifiesto sobre la medicalización de la sociedad, iniciando una campaña a favor de la prescripción prudente, para mejorar la seguridad y contener la irracionalidad en el gasto público sanitario. Estos son algunos de sus mensajes.
 
Estar sano no significa que no te vayan a recetar medicamentos de todo tipo o te inviten a hacer pruebas o tratamientos innnecesarios. En OCU iniciamos una campaña a favor de la prescripción prudente, para mejorar la seguridad y contener la irracionalidad en el gasto público sanitario.
No caigas en sus redes
No seas una víctima de esas campañas de promoción de enfermedades.
Sospecha cuando…
Te hablen solo de grandes beneficios sin mencionar los riesgos, ni las alternativas, cuando existen, aunque no tengan nada que ver con tomar pastillas.
·    Para corroborar esos beneficios a veces se presentan informes, estudios y artículos científicos (pseudocientíficos, más bien), a menudo parciales y sin el rigor suficiente. También se recurre a afamados expertos o líderes de opinión en el ámbito científico, famosos, instituciones e incluso asociaciones de pacientes.
Exageren los peligros de un problema de salud o incluso de un factor de riesgo, hasta el punto de generar grandes dosis de inseguridad y alarma.
·    ¿Te acuerdas de todo el revuelo que hubo con la pandemia de gripe A en 2009? El resultado fue la venta de millones de vacunas y medicamentos antivirales de reducida eficacia. Y al final ha sido una gripe bastante menos peligrosa que otras. Esta fue la valoración de la situación que OCU hizo un año después.
·    ¿Y el colesterol, que se ha convertido en el enemigo número uno de la salud cardiovascular? Sin embargo el colesterol es necesario para el organismo, y cuando alcanza ciertos niveles en sangre, es solo un elemento más a valorar, junto a otros que pueden alterar el buen funcionamiento del corazón y del sistema circulatorio, como el hábito de fumar, la obesidad, el sedentarismo... Por eso se utilizan herramientas que ayudan a calcular el riesgo cardiovascular teniendo en cuenta todos los factores.
Detrás de una campaña, web, anuncio o cualquier otra forma de comunicación que pretenda “informar” acerca de una enfermedad o problema de salud, esté una empresa que puede obtener con ello un beneficio económico directo
·    Es el caso de las web o anuncios sobre enfermedades que crean los laboratorios farmacéuticos. Es una forma encubierta de hacer publicidad de fármacos con receta, algo que está legalmente prohibido. Por ejemplo, ¿te suena la web www.respuestasparaelhombre.com? Es sobre la disfunción eréctil y ya hablamos de ella en OCU-Salud: detrás está Lilly, que ofrece argumentos a favor de los fármacos que sirven para tratar ese problema... y casualmente es el fabricante de uno de ellos, Cialis (tadalafilo).
 Extraído de ocu.org