sábado, 24 de mayo de 2014

“Que tu medicina sea tu alimento, y que tu alimento sea tu medicina”. Hipócrates


 


Yo lo primero que hice, incluso antes de que me confirmaran el diagnostico de cáncer fue acudir a un nutricionista. Desde entonces sigo una dieta vegetariana, casi crudívora, a la que le estaré eternamente agradecida. Siento firmemente el dicho de que “somos lo que comemos”.

Además, suelo consumir productos ecológicos en la medida en la que puedo, y aunque es cierto que son más caros, yo personalmente gasto menos dinero en comida que antes de iniciar la dieta, principalmente porque no ingiero nada  que no sea natural y porque como menos cantidad de alimentos. Sobre todo mis cenas consisten en un licuado de dos peras, lechuga y un limón, alguna pieza de fruta y frutos secos.

Además, cada día estoy más contenta de ayudar a proteger nuestro medio ambiente con estas pequeñas acciones. Cada día soy más consciente de que formamos parte de este planeta Tierra en comunión con todo lo que nos rodea.

Consumir menos, apreciar los alimentos y comer de forma consciente y con agradecimiento hacia lo que ingiero forman parte de mi día a día.

El cáncer es la epidemia del S XXI y su incidencia va en aumento. Se estima que 1 de cada 3 personas sufrirá cáncer a lo largo de su vida. Y lo más alarmante es que cada vez es más frecuente en gente joven.

Los cánceres cuya incidencia más ha aumentado en los últimos años son los de mama, colon, pulmón, ovario y piel, que son precisamente los más relacionados con un mala alimentación y con la exposición a tóxicos ambientales. Se estima que se podría reducir entre un 30-40% la incidencia de cáncer con una alimentación óptima. Así que si tenemos una herramienta que nos puede ayudar a prevenir y tratar el cáncer ¿por qué no ponernos manos a la obra?

El cáncer se produce por una pluralidad de factores. Es necesario que se den determinadas circunstancias para que se produzca la enfermedad. No todo el que fuma tabaco sufre cáncer, ni todo el que come de una manera sana estará libre de enfermedad, pero sí es cierto que los fumadores tienen más riesgo de cáncer y las personas que siguen una dieta sana y equilibrada tienen menos tasas de cáncer.

Una alimentación correcta es un complemento ideal para los tratamientos médicos convencionales. La alimentación puede potenciar los efectos beneficiosos de quimioterapia y radioterapia y disminuir sus efectos secundarios.

En la génesis de todos los canceres hay varios mecanismos comunes:

1. Sistema inmune deprimido

2. Acidosis extracelular

3. Ambiente inflamatorio.

La dieta occidental actual es rica en azúcares refinados, harinas blancas, grasas animales y grasas trans y productos lácteos, y pobre en fruta y verdura. Hemos perdido nuestra ancestral y sana dieta mediterránea y hemos adoptado el modelo de alimentación americano, rico en grasas, azúcares y lácteos. Todos estos alimentos favorecen la inmunosupresión, la acidosis y el ambiente proinflamatorio. Fácilmente podemos establecer la conexión cáncer-alimentación y entender por qué la tasa de cáncer en gente joven han aumentado de manera abismal en la última década. Simplemente eliminando estos productos estaremos plantándole cara al cáncer.

Las células tumorales tienen avidez por la glucosa, se alimentan del azúcar que ingerimos con los alimentos. Tan clara es esta asociación que cuando a un enfermo con cáncer le realizan un PET para saber si existen metástasis, lo que hacen es inyectar glucosa y flúor intravenoso y posteriormente realizar un TAC para captar las zonas con hiperglucemia. Por lo que en personas con cáncer es muy importante eliminar los azúcares y mantener unos niveles de glucosa en sangre óptimos, recurriendo a aquellos alimentos que ayuden a mantener la glucemia controlada de manera constante.

Los alimentos con alto índice glucémico (IG) son aquellos que tienen la capacidad de elevar rápidamente los niveles de glucosa en sangre y por tanto son ideales para alimentar a las células tumorales. Entre estos alimentos contamos con la glucosa, el jarabe de glucosa, arroz y maíz, las patatas fritas, las harinas blancas, el arroz blanco, el almidón de maíz, las pastas blancas de trigo, el pan blanco... Por tanto, contamos con otra herramienta más para sitiar a las células tumorales eliminando los alimentos con IG alto y sustituyéndolos por alimentos con IG bajo que nos van a ayudar a tener la glucemia a raya. ¿Si el azúcar nos mata cómo podemos endulzar? Como endulzantes se recomienda usar estevia, sirope de agave, sirope de yacon, azúcar de coco o miel de acacia, todos ellos cuentan con un índice glucémico bajo y en el caso de la estevia además podemos aprovechar sus propiedades terapéuticas.

Los tóxicos ambientales también influyen en el inicio y progresión del cáncer. Según la OMS hay identificadas más de 200 sustancias como carcinógenas. Entre ellas: Tabaco; Alcohol; Pesticidas; Parebenes y derivados del petróleo usados en cosmética; Alquifenoles y Ftalatos usados en productos de limpieza; el Teflón usado como antiadeherente en ollas y sartenes; Aditivos y Conservantes alimentarios; PCBs; PVC; Plásticos de Policarbonato; presente en plásticos y latas; Metales pesados (plomo, mercurio, cadmio...) y una larga lista de sustancias identificadas como cancerígenas. Eliminando carcinógenos ambientales reduciremos la posibilidad de sufrir cáncer y enlenteceremos el crecimiento de los tumores ya existentes.

Hay alimentos que nos van a servir para eliminar células tumorales ya sea por su capacidad para alcalinizar, por su poder estimulante del sistema inmune, por su efecto antiinflamatorio o estar repletos de vitaminas, minerales y antioxidantes o por poseer determinados fitonutrientes, móleculas con demostrada actividad anticancerosa. Por ejemplo la quercetina de cebollas y manzanas, el resveratrol de la uva negra y el vino tinto, la epigalocatequina-3-galato del té verde, el Indol 3 carbinol de las crucíferas, el licopeno del tomate, la curcumina de la cúrcuma, la aliína del ajo, los terpenos de las hierbas aromáticas, etc. La buena noticia es que la mayoría de alimentos anticáncer no actúan a un solo nivel, sino que tienen varias propiedades anticáncer.

Alimentos con IG bajo que ayudan a regular la glucemia Los vegetales y hortalizas, las hierbas aromáticas, la canela, los frutos secos, las semillas, las legumbres, el trigo sarraceno, la quinoa, el amaranto, el arroz negro, las manzanas, las ciruelas, los melocotones, la chirimoya, la granada, las mandarinas, las fresas, la estevia, el agave...

Alimentos antiinflamatorios:
Algas, Semillas de Lino, Cúrcuma, Frutas secas y en general todos los alimentos con pigmento verde.

Alimentos Alcalinizantes:
Mijo, Germinados, Hortalizas, Frutas frescas y secas, Limón, Patata con piel, Piña, Tomate, Manzanas, Setas, Estevia, Cúrcuma, Jenjibre, Cebolla, Calabaza, Semillas, Algas, Alimentos fermentados

Alimentos ricos en Omega 3:
Semillas de lino, Nueces, Aguacate, Vegetales de hoja verde
Estimulantes del sistema inmune
Setas, Fruta y Vegetales en general

Antioxidantes:
Acaí, Té verde, Vegetales de Hojas verdes, Cacao y Chocolate >85% cacao, Algas, Germinados,
Legumbres, Fruta y sobre todo Frutos rojos, Piña y Papaya ...

Antiangiogénicos (evitan las metástasis):
Ajo, perejil, apio, cúrcuma
Alimentos ricos en vitaminas y oligoelementos (zinc, magnesio, cobre, selenio, etc)
Sésamo, Vegetales y Frutas de pigmentos fuertes: Pimientos, naranjas, limones, rábanos, zanahorias, uvas, frutos rojos, nabos; Legumbres, Germinados, Setas, Algas...

Alimentos pre y probióticos:
Chucrut, Kimchi, Miso, Tamari, Kefir, Leche materna.

La forma de cocinar los alimentos también es muy importante en la lucha contra el cáncer. Debemos evitar los fritos, los rebozados, ahumados, encurtidos y barbacoas. Daremos prioridad a los alimentos crudos, al vapor y hervidos. El 50% de los alimentos que consumamos deberían ser crudos. Por eso los zumos, batidos y ensaladas deben ser los protagonistas de nuestra dieta.

La dieta ideal para luchar contra el cáncer es una dieta vegana variada basada en productos ecológicos y de temporada y preparada de manera artesanal dando preferencia a los alimentos crudos y vivos.
- Sería una dieta rica en pigmentos naturales de frutas y verduras, Rica en semillas y germinados y con abundantes zumos y batidos verdes.
- La dieta vegana ayuda a reparar el ADN nuclear, neutraliza los radicales libres, repara las membranas celulares, estimula el sistema inmune, detoxifica y limita la extensión de los tumores.
- Además de ingerir alimentos debemos mantener una actitud positiva, entusiasta y de agradecimiento hacia la tierra, los alimentos y la vida.
- Ayunar de vez en cuando es muy recomendable. Tiene efecto terapéutico disminuyendo la actividad del tumor, reparando el ADN celular y reducción la percepción del dolor.

Artículo publicado por la Dr. Odile Fernández en Revista Uakix

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