jueves, 31 de julio de 2014

“Los pensamientos curan más que los medicamentos"


 

Esta entrevista realizada al doctor en Biología Celular, Bruce Lipton, cuestiona los fundamentos de la medicina actual, basada en un modelo que no tiene en cuenta la energía del cuerpo. Además, en su opinión, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida. Esto último siempre ha rondado mi cabeza, siempre he sentido que los primeros años de mi infancia han marcado mi existencia, incluyendo la aparición del cáncer.

Bruce Lipton (Estados Unidos, 1944) ha conseguido aunar ciencia y espíritu. No es poco mérito el suyo si tenemos en cuenta lo "alérgicos" que son los científicos a los temas trascendentales. Es doctor en Biología Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre la membrana celular y las modificaciones de las células según el entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la medicina convencional. Es autor de libros como La biología de la creencia y La biología de la transformación.

Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que aprender cómo funcionan las células.

¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina? 
Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!
La industria farmacéutica no quiere que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula.

¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.

En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

¿Está diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos poder decir que la ciencia está separada de la industria farmacéutica, pero no es así, porque con el dinero de esta se paga el desarrollo de la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que dicen que las drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.

Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.
Si pones al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana.

Eso significa que el estrés nos hace enfermar, ¿no?
Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema  inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el cáncer funciona igual.
 
Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.
Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química.

Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos... pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

Y eso enlaza con la física cuántica.
Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.

Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?
Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.

Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida. Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se 'programa' su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa información, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento... solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente. Técnicas de psicología basadas en la energía como la hipnosis o el Psych-K son una manera de cambiar el subconsciente, es como un aprendizaje rápido.

Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra, la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate?  Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.
 
Publicado en El Correo del Sol

lunes, 28 de julio de 2014

“El lazo rosa es una maniobra de distracción que en nada ayuda a las mujeres que mueren de cáncer de mama”




Karuna Jaggar es la directora ejecutiva de la organización Breast Cancer Action, una de las ONGs más activa e independiente a nivel mundial en la lucha por mejorar la atención sanitaria y la prevención del cáncer de mama. Al contrario que otras organizaciones, se financia fundamentalmente a través de contribuciones particulares y rechaza fondos de compañías que ganen dinero con la atención al cáncer de mama o que pueden tener actividades que aumenten su incidencia: empresas farmacéuticas y tecnológicas, organizaciones asistenciales, tabaqueras, petroleras o químicas.
 “El lazo rosa es una maniobra de distracción que en nada ayuda a las mujeres que mueren de cáncer de mama” o “la benevolencia de las multinacionales genera acciones con apariencia de cuidados más que soluciones verdaderamente útiles” son frases que aparecen en su campaña para la toma de conciencia de los ciudadanos acerca de la comercialización del sufrimiento “Think before you pink” (piensa antes de ponerte un lacito rosa, podría traducirse).
Su visión es sorprendentemente amplia: “Pensamos que la epidemia del cáncer de mama es una crisis de salud pública pero también un asunto de justicia social“. Al contrario que otras organizaciones que quieren “lo último cuanto antes”, exigen a las agencias reguladoras que velen por la seguridad de las pacientes antes de introducir nuevos tratamientos contra el cáncer. Al contrario que otras organizaciones que ofrecen consejos para evitar la exposición a sustancias carcinogénicas, presionan a los gobiernos para que prohíban los productos carcinogénicos porque, creen, es más justo socialmente. Al contrario que otras organizaciones, ¡hablan de los determinantes sociales! (las injusticias económicas, raciales o culturales) como los que verdaderamente influyen en el diagnóstico y pronóstico del cáncer de mama y huyen del reduccionismo genético. Al contrario que otras organizaciones, se han posicionado claramente en contra de la mamografía de cribado.
Este es el artículo publicado recientemente por Karuna Jaggar, su directora ejecutiva, en The Guardian:
“¿Cómo vamos a tener la esperanza de conseguir el desesperadamente necesario progreso en la crisis de cáncer de mama cuando la corriente principal del movimiento del cáncer de mama continúa impulsando una agenda obsoleta y científicamente desacreditada? La evidencia ha ido en aumento y ha llegado el momento de repensar radicalmente los principios del movimiento de concienciación del cáncer de mama ya que es claro que la filosofía fundamental que existe detrás de la “detección temprana” es errónea.
Como directora ejecutiva de una organización de cáncer de mama, esperaría que las principales organizaciones oncológicas de nuestro país fueran las primeras en seguir a la ciencia y poner la salud de las personas por delante de los intereses industriales creados. Pero como jefa del organismo de control nacional para la lucha contra el cáncer de mama, veo que la poderosa evidencia no puede superar los intereses creados por muchas de las más grandes organizaciones sin fines de lucro contra el cáncer  del país – como la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) y la Fundación Susan G. Komen – que continúan presionando para que las mujeres se realicen mamografías sin precaución.
Este mes, el New England Journal of Medicine publicó unas muy firmes conclusiones de la Junta Médica de Suiza: la mamografía de cribado es “difícil de justificar”. Este artículo fue posterior a la publicación en febrero en el British Medical Journal del mayor estudio sobre la mamografía realizado hasta la fecha, que informó de que el cribado de mujeres sanas con la mamografía para detectar el cáncer de mama – antes de que fuera palpable – no disminuyó la mortalidad de mujeres con riesgo promedio de entre 40 y 50 años.
Evaluando la utilidad del cribado poblacional del cáncer de mama, la ausencia de beneficio se ve agravada por la evidencia de daño: el 21,9% de los cánceres de mama que se encuentran a través de la mamografía de cribado representa un exceso de diagnóstico, de acuerdo con la Junta Médica de Suiza. Esto significa que una de cada cinco mujeres a la que le dijeron que tenía cáncer de mama después de la mamografía de cribado recibió tratamiento innecesario. La implicación de estos resultados es que decenas de miles de mujeres en los EE.UU. cada año se han sometido a cirugía, radiación y quimioterapia por un cáncer que no amenazaba la vida.
¿Por qué, entonces, los organismos principales del cáncer como ACS, Komen (o la AECC) la siguen diciendo que “la detección temprana salva vidas”? Su mantra no ha cambiado a pesar de la certeza creciente de que tales afirmaciones están sesgadas y desequilibradas.
La perspectiva publicada por el New England Journal of Medicine (NEJM) se deriva de la revisión por un panel multidisciplinario independiente de los datos alrededor de la mamografía de cribado y concluye que “proporcionar información clara y objetiva, la promoción de la atención adecuada y evitar el sobrediagnóstico y sobretratamiento serían una mejor opción que promover los programas de cribado de mamografía”.
Sin embargo, la corriente principal del movimiento del cáncer de mama, que se financia en gran parte por los lacitos de color rosa y se centra principalmente en los programas de detección temprana, no ha respondido a los cambios basados ​​en la evidencia en sus posiciones y materiales educativos. Los sitios web de ACS y Komen continúan empujando con entusiasmo a las mujeres de 40 años a hacerse mamografías sin una mención a los daños de los programas de cribado. De hecho, la Sociedad Americana del Cáncer ofrece a enviar a las mujeres un “correo recordatorio de su mamografía” y así hacer crecer su propia – y potencialmente rentable económicamente- lista de correos electrónicos.
Después de años de campañas del lacito rosa, un estudio NEJM señala que muchas mujeres en los EE.UU. sobrestiman su riesgo personal de cáncer de mama. Además, sobrestiman en mucho el beneficio de las mamografías. Las mujeres creen que su riesgo de morir de cáncer de mama es el doble si no se someten a una mamografía regular. Sin embargo, los datos muestran que no hay evidencia de que el cribado mediante mamografía de rutina para las mujeres con riesgo promedio salve vidas.
¿En qué momento vamos a parar esta locura, hacer un balance de lo que dice la ciencia y reconocer que la mamografía de cribado generalizado para las mujeres que no son de alto riesgo no es la respuesta a la epidemia de cáncer de mama?
¿Cuándo vamos a exigir a nuestras asociaciones de cáncer un estándar científico superior y hacerlas responsables por difundir un mensaje científicamente sesgado?
Y ¿vamos a cuestionar alguna vez qué hacemos en realidad con los miles de millones de dólares gastados en las mamografías de detección?
A pesar de liderar en el mundo el gasto en salud, los EE.UU. tienen peores resultados en salud. Dado que los estudios y análisis sobre la mamografía de cribado siguen poniendo en duda esta estrategia, suponemos que habrá una tendencia cada vez mayor en Europa para eliminar la mamografía de cribado basado en la población de mujeres sanas con un riesgo promedio de cáncer de mama. Sin embargo, aquí en los EE.UU., la mamografía sigue siendo el fundamento de la corriente principal del movimiento del cáncer de mama; durante más de 30 años se nos ha dicho que la detección temprana es la solución a la epidemia del cáncer de mama.
La evidencia está ahí. Nunca vamos a abordar y poner fin a la epidemia de cáncer de mama simplemente a través de la mamografía de cribado. El problema no es simplemente la herramienta sino la filosofía básica de la detección temprana.
Nuestras opciones de salud están impulsadas por la expectativa de que van a mejorar y extender la vida, sin embargo, la mamografía no hace ninguna de las dos cosas. En lugar de ello, el cribado basado en la población ha creado una población de mujeres “supervivientes” sobre-diagnosticadas de mama sin que realmente se haya llegado a salvar sus vidas.
Como cada mujer evalúa sus decisiones de salud, debemos asegurarnos de que todas tenemos acceso a información imparcial, libre de conflictos de interés y de la pesada carga de los intereses creados”.
Extraído de nogracias

jueves, 24 de julio de 2014

Comemos veneno: "El cáncer, la infertilidad y la diabetes son por la comida"



“El aumento de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y el cáncer está directamente relacionado con los alimentos que comemos. Las hormonas sintéticas presentes en los fertilizantes y pesticidas que entran en contacto con la comida son muy peligrosas para la salud y no suelen detectarse en los análisis toxicológicos, por lo que se invalida el principio de que la ‘dosis hace el veneno’”. Con esta advertencia a modo de carta de presentación, la galardonada documentalista y periodista Marie-Monique Robin nos introduce en el mundo de la agroindustria, su campo de investigación desde hace más de una década, y sobre el que versa su último ensayo: Las cosechas del futuro. Cómo la agroecología puede alimentar al mundo (Península).

Una obra fruto del análisis comparativo de diversos sistemas de producción alimentaria que, en sintonía con otras anteriores como Nuestro veneno cotidiano y El mundo según Monsanto, cuestiona el mito de que la bajada del precio de los alimentos o de que el fin del hambre en el mundo solo son posibles mediante la producción industrial de alimentos. La principal novedad que aporta la autora gala con este último libro es que existe una alternativa demostrable, “más sobresaliente de lo que creía antes de iniciar la investigación”, y que se llama agroecología.
La transición de la agroindustria a la agroecología todavía es posible, explica Robin, pero aun existiendo la voluntad política necesaria para propiciar los cambios legislativos que la permitan, “llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos”. Es por ello que urge, en primer lugar, limitar el uso de pesticidas y transgénicos. “España es el país más permisivo de la UE con el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y la comercialización de otras sustancias tóxicas, como el bisfenol A que en otros lugares como Francia está prohibido”.
Una permisividad, alerta la autora gala, con unas consecuencias más que visibles: “Las parejas españolas son las que más problemas tienen de infertilidad en toda Europa, al afectar a una de cada cuatro”. Al mismo tiempo, los cánceres de cerebro y la leucemia están creciendo a un ritmo anual del uno al tres por ciento entre los niños, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ponen también de relieve el auge del origen fetal de las enfermedades en la edad adulta (presuntamente por el tipo de alimentación de la gestante). “La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya se está dando cuenta de estas consecuencias y reconociendo las deficiencias del principio toxicológico de que 'la dosis hace el veneno’ debido a las indetectables hormonas sintéticas, como demuestra la mayoría de literatura científica sobre esta cuestión”, apunta Robin.
Tradicionalmente se ha relacionado el bajo coste de los alimentos con los monocultivos, el uso de pesticidas y fertilizantes para reducir las plagas, así como otras técnicas modernas de producción a gran escala. Sin embargo, Robin afirma que “los precios de los alimentos que compramos en el supermercado son completamente falsos porque no incluyen los costes directos ni los indirectos”.
Los gastos derivados del tratamiento de las aguas contaminadas, del pago de las tasas por los gases de efecto invernadero, de las subvenciones (para el gasóleo, para exportar o directamente de la Política Agraria Común de la UE), así como de los sistemas públicos de salud, por el aumento de enfermos crónicos, son algunos de los costes asociados a la agroindustria que no se incluyen el precio de origen. “Si sumamos todos estos costes a los productos en origen, su precio subiría y serían más caros que los ecológicos”. Además, añade Robin, más de la mitad del precio está engordado por los intermediarios y finalistas. Tendrán que pasar muchos años para descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos.
Una realidad de la que no estamos muy lejos, según la autora gala, para quien antes o después tendrá que dispararse el precio de la comida, ya sea por el fin de las subvenciones (como se prevé con la PAC), por la creciente especulación bursátil con las materias primas en los mercados de futuro, o por el no menos inminente encarecimiento de los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, debido a su cenit.
Los productos químicos utilizados en la agroindustria se elaboran a partir de petróleo y gas, por lo que un aumento en el precio de estos recursos, junto a la escasez de agua, pondría a la agroindustria en la encrucijada. “Esta es la gran debilidad de las industrias alimentarias. Se sustentan sobre un modelo que depende de los combustibles fósiles, y está claro que el precio de éstos será cada vez mayor, por lo que el de los alimentos será parejo. No tiene sentido que la alimentación en el mundo dependa de la producción de petróleo en una región tan convulsa como es Oriente Medio”, lamenta Robin.
Las perniciosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de la agricultura industrial, así como la crónica de una muerte anunciada que Robin comenzó a describir antes incluso de que se produjesen las primeras crisis alimentarias en Latinoamérica (relacionadas con los biocarburantes) han llevado a la francesa a recorrerse el mundo en busca de alternativas ecológicas. Después de estudiar diferentes técnicas agroecológicas pudo comprobar que su rendimiento puede ser mayor que con técnicas propias de la agroindustria. La gran debilidad de la agroindustria es que se sustenta sobre un modelo dependiente de los combustibles fósiles.
“Muchas veces, cuando hablamos de agroecología pensamos que se trata de volver a las técnicas empleadas por nuestros abuelos. No es así, se trata de prácticas mucho más complejas que dependerán de la zona geográfica donde se desarrollen, del tipo de cultivo o del tipo de tierra”, explica la autora. Sin embargo, Robin sí pudo comprobar que todos ellos coincidían en un principio básico: la complementariedad. “Se trata de un principio común mediante el que se busca complementar la biodiversidad del medio, mediante rotación de cultivos o interfiriendo en los ciclos biológicos de los insectos, para prevenir plagas y aumentar la producción”.
La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores ha aumentado proporcionalmente al deterioro de la cadena alimentaria, “pero la oferta todavía no llega para abastecerlos a todos”, apunta Robin. Para hacerla extensiva a todo el mundo no llega con la concienciación del consumidor, que al fin y al cabo es el que más poder detenta con sus decisiones de compra, sino que se necesitan medidas políticas concretas.
Entre las propuestas más urgentes para facilitar el cambio, la periodista cita “la prohibición de la especulación con alimentos, el fomento de la soberanía alimentaria mediante una férrea protección de los mercados y agricultores locales, y el acortamiento de las cadenas de distribución buscando conexiones directas entre consumidores y productores”. Solo mediante la eliminación de los intermediarios y finalistas, explica la francesa, el precio de los alimentos orgánicos se reduciría hasta en un 90%.
Las bases para posibilitar un cambio de modelo están puestas “desde hace muchos años”, pero de no iniciarse una pronta transición, advierte Robin, “no podremos anticiparnos a las crisis alimentarias que resurgirán en cualquier momento”.

Publicado en El confidencial.com

 

 

miércoles, 23 de julio de 2014

Casi la mitad de las trabajadoras con cáncer de mama no vuelve a su trabajo


 
 
Los efectos secundarios de la cirugía tras el cáncer de mama y de sus tratamientos quedan soslayados bajo la premisa de actuar rápido cuando te diagnostican cáncer de mama. En mi caso sentí que todo iba tan deprisa que no encontré el momento para poder reaccionar, empecé a hacerlo a partir de cuestionarme el tratamiento con quimioterapia…., habían pasado ya dos meses y desde entonces los dolores de espalda y de cabeza son una constante en mi día a día.
Sin embargo, muchas personas famosas parecen no verse afectadas de igual manera, como es el caso del último cáncer famoso de mama, el de Bimba Bosé.
Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) el cáncer de mama es uno de los tumores más frecuentes en mujeres de a partir de 35 años. En España se diagnostican unos 22.000 casos al año, siendo aún así de las cifras más bajas en Europa.
Casi la mitad de las trabajadoras que sufren un cáncer de mama no se reincorporan a su vida laboral anterior, en gran parte por culpa de la pérdida de calidad de vida que ocasionan los efectos secundarios al tratamiento. Un programa de rehabilitación basado en ejercicio físico puede ayudar al retorno a la vida laboral de estas mujeres. El ejercicio físico mejora la calidad de vida de los pacientes de cáncer, según varios estudios.
Estudios científicos desde principios de los años 90 evidencian la eficacia del ejercicio físico en la mejora de la calidad de vida de pacientes y supervivientes de un cáncer, así como su importante papel en la promoción de la salud y en prevención de enfermedades crónicas. Sin embargo algunos médicos, aún hoy, prescriben reposo a los pacientes de cáncer.
Por ejemplo, el Consejo Americano del Ejercicio considera que las mujeres que han pasado un cáncer de mama deberían hacer ejercicio con regularidad para evitar que la enfermedad vuelva. Sus expertos defienden que la actividad física tiene muchos beneficios fisiológicos y psicológicos para las sobrevivientes de cáncer de mama.
Las bajas laborales que se producen como consecuencia de esta enfermedad son considerables. La primera baja inicial se produce en el 96% de las afectadas al ser diagnosticadas y en el 86% de los casos tiene una duración superior a los 3 meses. Un segundo período de baja ocurre en más del 50% de los casos tras la operación y los tratamientos.
En un estudio elaborado a petición de la Federación Española de Cáncer de Mama se analizó el impacto que el cáncer de mama tiene en las trabajadoras y su vida laboral:
-Un 65% de mujeres trabajadoras afectadas admiten no poder retomar su trabajo en la forma en la que lo desempeñaban antes de padecer la enfermedad.
-El 40% ven afectados sus ingresos laborales.
-Casi el 50% de las trabajadoras en el sector privado no vuelve a trabajar tras diagnosticarse la enfermedad.
Los efectos secundarios, entre los que destacan la fatiga y el linfedema secundario al cáncer de mama, y sus implicaciones laborales son dos aspectos muy relevantes a la hora de la rehabilitación.
Según 4 Trébol, pioneros en rehabilitación de cáncer, un programa rehabilitador puede acelerar y en algunos casos propiciar el retorno a la vida laboral de estas mujeres. El ejercicio físico produce efectos fisiológicos, por ejemplo ayuda a paliar niveles de fatiga y dolor, y también contribuye al bienestar psicosocial de estos pacientes/supervivientes, mejorando los síntomas de depresión, ansiedad y autoestima. El ejercicio físico previene un deterioro en los pacientes de cáncer sin un aumento asociado de la fatiga y contribuye a una mejora de la capacidad funcional y de la calidad de vida, durante y después del tratamiento.
Para lograr un aumento de la calidad de vida de las personas en tratamiento por las enfermedades crónicas más comunes, se aconseja comenzar a hacer ejercicio tan pronto como sea posible, tras el diagnóstico y tratamiento.

Publicado en 20 minutos.es

Foto: EUROPA PRESS/Iván del Monte

 

lunes, 21 de julio de 2014

Interacciones potencialmente peligrosas entre complementos nutricionales y terapias de cáncer


 

Numerosas encuestas revelan que los pacientes no se atreven o no tienen la oportunidad de discutir el uso de las terapias complementarias con su oncólogo. Esta situación solo perjudica al paciente que puede sufrir los efectos secundarios derivados de una interacción no deseada.
Con frecuencia creemos que las plantas u otras terapias alternativas no hacen daño, y así es en la mayoría de los casos pero dado que en el tratamiento del cáncer se utilizan fármacos muy especiales no se puede tomar nada que no sea consultado con su oncólogo.
Entre las interacciones más reconocidas que pueden darse entre el consumo de plantas, complejos vitamínicos y suplementos nutricionales, y  los tratamientos convencionales para el cáncer se encuentran las siguientes:
*La llamada "hierba se San Juan o Hypericum perforatum". Esta hierba activa el funcionamiento de una enzima, proteína, del hígado ( P-4503A4).  Se ha demostrado que su consumo cuando se está recibiendo un fármaco anticanceroso como el irinotecan (utilizado para el tratamiento del cáncer de colon o pulmón entre otros) reduce los niveles del fármaco activo y por tanto su eficacia, así como aumenta su toxicidad.
La hierba de San Juan puede aumentar el efecto de los medicamentos indicados para la depresión. Puede también interferir con los medicamentos utilizados para tratar la infección de VIH y el cáncer.
Se podría deducir que otras sustancias capaces de activar esa enzima como el agnus-castus, sanguinaria canadensis, orégano, damiana y yuca podrían producir el mismo tipo de interacciones.
Otras sustancias que sin embargo a nivel preclínico puede inhibir el P-4503A4 (una enzima hepática) son cannabinoides, Hydrastis canadensis, uña de gato (Uncaria tomentosa, Uncaria guianensis), Equinacea angustifolia, manzanilla (Matricaria chamomilla), etc.
*El ginseng puede aumentar los efectos estimulantes de la cafeína (al igual que lo hacen el té, las bebidas gaseosas y el café). También pueden disminuir los niveles de azúcar en sangre, con lo cual puede interactuar con medicamentos para la diabetes.
*Además, las sustancias antioxidantes, como vitaminas A, C, y E, licopeno, té verde, soja, melatonina, y selenio, no deben de utilizarse cuando se recibe tratamiento oncológico, ya que algunos tratamientos utilizados en el cáncer dependen del daño oxidativo que producen para actuar: radioterapia, fármacos alquilantes, derivados del platino, antraciclinas, etc.
*Riesgo de sangrado: son numerosísimas las sustancias capaces de aumentar el riesgo de sangrado como el Ginkgo biloba, Serenoa repens y ajo (Allium sativum) por tanto no hay que consumirlos si se va a ser sometido a una intervención quirúrgica y sobre todo si además se están tomando fármacos anticoagulantes como heparina o sintrom.

Sustancias con capacidad estrogénica (Fitoestrógenos)
Este apartado es especialmente importante en los casos de cáncer de mama hormonodependiente.
*Plantas potencialmente fitoestrogénicas (contienen constituyentes que actúan como receptores de estrógenos, agonistas estrogénicos y/o muestran propiedades estrogénicas en estudios básicos, investigación con animales o ensayos con humanos): Alfalfa (Medicago sativa), Cimicifuga racemosa, sanguinaria (Sanguinaria canadensis), Arctium lappa, Humulus lupulus, kudzu (Pueraria lobata), regaliz (Glycyrrhiza glabra), granada (Punica granatum), trébol rojo (Trifolium pratense), soja (Glycine max), timo (Thymus vulgaris), Marrubium vulgare L., yuca (Yucca spp.), etc.
*Plantas potencialmente fitoprogestágenas (contienen constituyentes que muestran actividad tipo progestina en investigación básico y/o estudios con animales): Vitex agnus-castus, sanguinaria (Sanguinaria canadensis), orégano (Oregano spp.), damiana (Turnera spp.) y yuca (Yucca spp.) 
 
*Sustancias que pueden causar daño hepático
La lista de plantas y suplementos que pueden producir inflamación del hígado es muy amplia, puesto que es el órgano donde se metaboliza cualquier producto que se ingiera. Conviene avisar a su médico para que no se confunda una alteración de la analítica hepática con otro problema derivado de su enfermedad o tratamiento.
Múltiples plantas y suplementos pueden causar hepatotoxicidad o transaminitis, según estudios humanos de constituyentes hepatotóxicos, y deben ser usados con precaución en combinación con otros agentes hepatotóxicos.
Algunas de estas plantas y suplementos con potenciales efectos hepatotóxicos son: Blighia sapida, polen de abeja, aceite de abedul (Betula lenta), cardo (Cnicus benedictus), borraja (Borago officinalis), arbusto del té (Crotalaria spp.), Petasites hybridus, chaparral (Larrea tridentate), tusilago (Tussilago farfara), Symphytum spp., dihydroepiandrosterona (DHEA), Echinacea purpurea, Echium spp., Teucrium chamaedrys, Heliotropium spp., esculus hippocastanum, Jin-bu-huan (Lycopodium serratum), kava (Piper methysticum), lobelia (Lobelia inflata), L-tetrahydropalmatina (THP), mate (Ileus paraguayensis), niacina (vitamin B3), niacinamida, té del paraguay (Ilex paraguayensis), vincapervinca (Catharanthus roseus), Plantago lanceolata, Echium fastuosum, Ruta graveolus, sassafras (Sassafras albidum), solideo (Scutellaria lateriflora),Senecio jacobea, Curcuma longa, Tu-san-chi (Gynura segetum), uva ursi (Arctostaphylos uva-ursi Spreng), valeriana (Valeriana officinalis), camaleón blanco (Atractylis gummifera) , etc.


 

viernes, 18 de julio de 2014

Seis pautas nutricionales para alejar el cáncer de nuestras vidas




¿Existen los alimentos contra el cáncer? ¿Qué hay que comer y evitar en la dieta para disminuir el riesgo? ¿Qué hay de cierto en lo que creemos que sabemos? Una revisión de los principales estudios que han demostrado una cierta capacidad para prevenirlo concluye que se pueden establecer seis recomendaciones nutricionales básicas: algunas son ya conocidas; otras, no tanto.
 
Un estudio publicado este martes en el último número de Journal of the American College of Nutrition concluye que hay seis pautas nutricionales que nos pueden ayudar si queremos mantener el cáncer alejado de nuestras vidas: No tomar o limitar el consumo de leche y lácteos, carnes rojas y procesadas y carnes y pescados a la parrilla, no beber alcohol y comer más frutas y verduras, y más soja en el caso de las mujeres.
Los investigadores han revisado la literatura científica existente que ha conseguido establecer pruebas concluyentes sobre los alimentos en relación al cáncer que han sentado las bases de las recomendaciones nutricionales. Para ello han revisado los resultados de los más relevantes ensayos clínicos al respecto: estudios epidemiológicos, ecológicos y ensayos randomizados, de cohorte y control en pacientes sanos y diagnosticados, todos ellos recopilados por el Fondo Mundial para la Investigación en Cáncer (WCRF, en sus siglas inglesas) y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer (AICR).
Concluyen que en función de los datos que se conocen, se puede afirmar que hay ciertos alimentos y pautas dietéticas para los que sí hay evidencia científica suficiente respecto al menor riesgo de cáncer. Así, se pueden establecer seis conclusiones principales, sin olvidar que siempre hay que aplicar el principio de precaución respecto a los efectos de la nutrición en la salud: la pauta dietética, y no el alimento en sí, es lo importante. Elegir lo que comes influye en tu salud, pero no se puede afirmar que haya «alimentos con propiedades "medicinales"» capaces de evitar enfermedades.
En otras palabras, señalan los científicos en el estudio: «continuamente se están publicando estudios acerca de qué alimentos tienen capacidad para prevenir el cáncer. Aunque existen pruebas sólidas respecto a pautas de vida que pueden ayudar a prevenirlo, desafortunadamente, las lagunas en la investigación nutricional dificultan hacer recomendaciones generales para algunas áreas».
Esta revisión establece una serie de recomendaciones nutricionales que han demostrado tener una relación sustancial -aunque no concluyente- en la influencia del riesgo y mecanismos biológicos de actuación que en teoría están implicados en la progresión de la enfermedad».
Esta revisión, de la que se hace eco este martes la web I Fucking Love Science, es una herramienta útil tanto para profesionales de la salud como para pacientes. Por el momento, aparte de estas recomendaciones, los consejos que se quieran aceptar y las pautas que se quieran seguir estarían más condicionadas por las creencias que por lo que sabemos realmente.
 
1. No tomar o limitar la leche y lácteos en hombres reduce el riesgo de cáncer de próstata.


Diferentes estudios establecen que las dietas ricas en calcio son una causa probable de cáncer de próstata y sugieren, pese a una "evidencia todavía inconsistente", que la leche y sus derivados pueden aumentar los niveles de insulina o estimular el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF-I).
Además, tomar muchos lácteos o suplementos de calcio también puede interferir en la sintetización de la vitamina D, que podría tener un efecto protector contra este tipo de cáncer, así como los fosfatos presentes en la leche de vaca.
El Estudio de Seguimiento de los Profesionales de la Salud también estableció un aumento relativo del riesgo del 60% de cáncer de próstata en hombres que tomaban más de dos raciones de leche y lácteos diarias en comparación con los que no tomaban ninguna.
Asimismo, el EPIC (Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición) ha descrito un aumento del riesgo del 22% en hombres que toman más de 27 gramos de proteína láctea al día en comparación con los que toman 10 gramos (un vaso de leche desnatada tiene 8,4 g de proteína). Estiman que por cada 35 gramos de proteína láctea consumida cada día, el riesgo de cáncer de próstata se incrementa en un 32%.
Los investigadores apuntan que limitar la leche y los lácteos repercute además en menores niveles de grasas y colesterol, lo que protege contra las enfermedades cardiovasculares y trastornos gastrointestinales. Aunque Limitar o evitar la leche y los lácteos supone limitar la principal fuente de calcio de la dieta, también se puede obtener de otros alimentos: verduras de hoja verde, legumbres, alimentos fortificados y bebidas vegetales (soja, arroz, coco, arroz, avena...).
 
2. No beber alcohol o hacerlo en contadas ocasiones limita el riesgo de cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, colon, recto y mama.
 
Una bebida alcohólica a la semana, independientemente de su graduación, incrementa el riesgo de cáncer de boca, laringe y faringe en un 24% y cada 10 gramos de alcohol se aumenta el riesgo de carcinoma escamoso celular y cáncer del tracto aéreo-digestivo superior en un 10-15%, especialmente en las mujeres. También se ha descrito un aumento del riesgo un 4% mayor por una bebida a la semana en el caso de cáncer de esófago.
En el tumor colorrectal, más de una bebida alcohólica al día aumenta el riesgo. Se ha visto que por cada 10 gramos de etanol, el riesgo aumenta un 9%. Dos o tres bebidas alcohólicas al día, la pauta de un bebedor moderado, eleva el riesgo en un 21% en comparación con los abstemios o los bebedores ocasionales, y el riesgo se dispara en bebedores crónicos.
También se ha descrito relación entre el riesgo de cáncer de mama y la dosis de alcohol consumida: por cada 10 gramos de alcohol la posibilidad de sufrirlo es entre un 10% y un 12% mayor.
El etanol, principal compuesto del alcohol ya sea cerveza, vino o ginebra, aumenta el riesgo de neoplasia, y más en los hombres que en las mujeres. También tiene otros componentes tóxicos como el acetaldehído, que genera metabolitos reactivos tóxicos, degradación oxidativa de los lípidos y libera radicales libres. El alcohol también interfiere en el metabolismo de los folatos, vitaminas indispensables para el funcionamiento del organismo.
Los investigadores concluyen que ser abstemio previene más trastornos asociados que hacerlo moderadamente, especialmente en el caso de la cirrosis de hígado, carcinoma hepatocelular, obesidad, pancreatitis, complicaciones en el embarazo, accidentes y suicidios.
Hay investigaciones que apuntan que el consumo moderado de alcohol (una bebida al día para mujeres y en hombres) se ha asociado al menor riesgo cardiovascular y Alzheimer, aunque el efecto de la abstinencia en estas complicaciones no se ha estudiado.
 
3. No comer o reducir al mínimo el consumo de carne roja o carne procesada aleja la posibilidad de tumores de colon y recto.
 
Carnes rojas y procesadas reduce el riesgo de cáncer de colon y recto. Por cada 120 gramos de carne roja o procesada (precocinada, fiambre, salchichas, embutidos) consumida al día se incrementa el riesgo de cáncer colorrectal en un 28%.
Un metaanálisis estableció que por cada 50 gramos diarios, el riesgo aumenta en un 21%. Componentes de la carne como el hierro hemo y los nitritos promueven la formación de aminas heterocíclicas y la sobreabundancia de aminoácidos esenciales y otros nutrientes promueven el crecimiento celular descontrolado, origen del cáncer.
No comer carne, además, reduce el riesgo de diabetes, hipertensión, ictus y enfermedades cardiovasculares. Pese a que la carne es la principal fuente de proteínas, hierro y zinc, se pueden conseguir ingestas similares en dietas vegetarianas.
 
4. Evitar las carnes y pescados a la brasa o a la parrilla, fritos o asados reduce el riesgo de colon, recto, mama, próstata, riñón y páncreas.
 
No sólo influye el origen del alimento, sino la forma de cocinarlo. Las carnes rojas, de ave o pescados cocinados a altas temperaturas forma aminas heterocíclicas (AHC) e hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), unas sustancias químicas genotóxicas y mutagénica que se han asociado al cáncer, sobre todo en colon y recto, aunque tiene un papel más débil en otras neoplasias.
Algunas carnes además contienen hidrocarbonos aromáticos policíclicos, que se forman cuando las sustancias orgánicas no se queman completamente, tal como sucede en barbacoas, parrillas o flambeados.
No comer carnes a la parrilla ahorra, además, grasas saturadas y colesterol al organismo, con lo que baja el riesgo de enfermedad cardiovascular. No se han descrito inconvenientes si no se consumen.
 
5. Tomar soja durante la adolescencia reduce el riesgo de cáncer de mama en mujeres y mejora la evolución tras el diagnóstico.
 
Un estudio en mujeres asiáticas concluyó que por cada 113 gramos de soja al día (el equivalente a una taza de leche de soja fortificada, media de tofu o de habas de soja) durante la adolescencia se redujo el riesgo de sufrir cáncer de mama en un 43%.
Entre las chinas se ha visto que por cada 12,8 gramos de proteína de soja disminuye el riesgo en un 59% en comparación con las que se limitan a 4,9 gramos de ingesta. En coreanas, 122, 2 gramos al día redujeron el riesgo en un 64% en comparación con las tomaron 45,7 gramos y se encontró una disminución del riesgo del 92% en el riesgo de desarrollar estrógenos y progesterona, hormonas implicadas en los tumores de las mujeres posmenopáusicas.
Por cada ración de tofu a la semana, el riesgo disminuye un 15%, y entre las mujeres chinas, 11 gramos de proteína de soja al día redujo el riesgo de muerte por cáncer en un 39%. En mujeres occidentales, se ha comprobado que las isoflavonas de soja bajan el riesgo de mortalidad por cáncer de mama, y la recurrencia de la enfermedad en aquellas diagnosticadas y tratadas con tamoxifeno, fue un 60% menor cuando se les administraba la máxima cantidad diaria.
Se cree que la soja y sus derivados tienen capacidad de inducir la apoptosis, que inhibe la proliferación celular y la angiogénesis (crecimiento de los vasos sanguíneos). A ello se une que los antioxidantes que contienen podrían modular los efectos de las hormonas sexuales sobre el organismo.
Los productos de soja que sustituyen la carne y lácteos pueden reducir además, el riesgo de enfermedad coronaria y mejoran la salud ósea. No obstante, la alta ingesta de proteína concentrada de soja puede elevar la insulina, por lo que lo que se recomienda tomar la soja como parte de la dieta y no como suplemento alimenticio, que concentra sus componentes de forma aislada.
 
6. Comer más frutas y verduras aleja el riesgo de distintos tipos de cáncer.
 
La fruta y la verdura contienen fibra y citoquímicos, incluyendo antioxidantes, que han mostrado un efecto protector frente al cáncer; no obstante, la evidencia es todavía poco concluyente. Se ha descrito una relación estadística inversa entre su consumo y la presencia de cáncer en un estudio de cohorte sobre más de 25.000 personas, mientras que en un amplio metaanálisis redujeron el riesgo de cáncer de esófago en un 64%.
En otro metaanálisis se vio que el consumo de crucíferas (coles, brócoli, rábanos) redujo el riesgo de padecer varios tumores, entre ellos el del colon y estómago. Otro encontró una relación entre las mujeres que consumían carotenoides y un riesgo entre un 10 y un 19% menor de cáncer de mama, mientras que los tomates apuntan beneficios en el cáncer gástrico (27% menos de riesgo).
No obstante, la dieta mantenida en el tiempo es lo más importante: el riesgo de padecer cáncer se dobla entre quienes aquellos que comen más carne y grasa frente a las dietas vegetarianas, y alimentos específicos como el ajo y el aceite de oliva también parecen proteger contra el riesgo de cáncer gástrico.
Se han sugerido diferentes mecanismos biológicos implicados: los antioxidantes y el Indole-3-Carbinol (I3C) limitan la génesis de especies reactivas del oxígeno y reparan el ADN celular mientras que otros componentes de la soja, el té verde, la cúrcuma (un jengibre que da el color rojo al curry), las uvas, y los tomates tienen la capacidad de regular la apoptosis celular.
Además de reducir el riesgo de cáncer, los estudios epidemiológicos más importantes han descrito una menor incidencia de enfermedades crónicas y cardiovasculares, aunque no específicamente sobre el cáncer, sobre todo los vegetales de hoja verde. Metaanálisis han descrito una reducción del riesgo del 17% para las enfermedades del corazón, ictus, hipertensión y diabetes tipo 2.
Los investigadores concluyen que no se ha demostrado ningún inconveniente en adultos saludables cuya base dietética son las frutas y las verduras.


Publicado en Journal of the American College of Nutrition, 33:3, 239-246, DOI:10.1080/07315724.2013.866527
Extraído de Expansión.com