El Environmental Working Group (EWG) publicó una lista de las 12 peores
sustancias químicas disruptoras de hormonas con las que podríamos estar en
contacto regularmente. Según este grupo “El engaño que los disruptores
endocrinos pueden hacer a nuestros cuerpos no tienen fin: va desde el aumento
de la producción de ciertas hormonas, una disminución de la producción de
otras, imitar a las hormonas, convertir una hormona en otra, interferir con la
señalización hormonal, decirle a las células que mueran prematuramente,
competir con los nutrientes esenciales, unirse a hormonas esenciales,
acumularse en órganos que producen hormonas.”
El trabajo del EWG incluye
muchos de los disruptores hormonales conocidos, pero también contiene otros
menos conocidos, como el plomo, el mercurio y el arsénico.
El EWG recoge los 12 peores disruptores endocrinos: bisfenol-A (BPA), dioxina, atrazina,
ftalatos, perclorato, retardantes de fuego, plomo, mercurio, arsénico, sustancias
químicas perfluoradas (PFCs), pesticidas
organofosforados y esteres de glicol.
A principios de 2013, la
Organización Mundial de la Salud publicó
un nuevo informe coproducido por el Programa para el Medio Ambiente de las
Naciones Unidas, State of the Science of
Endocrine Dirupting Chemicals. En el informe sugiere que se podría
necesitar una prohibición del uso de sustancias químicas conocidas como
disruptoras endocrinas para proteger la salud de las futuras generaciones.
El estudio conjunto ha sido
promovido como el informe más completo sobre las sustancias químicas
disruptoras de endocrinos hasta la fecha y también señala a muchos de los
principales culpables, incluyendo el Bisfenol-A (BPA), PCBs, ftalatos y
pesticidas agrícolas. De acuerdo con el informe “Los diversos sistemas
afectados por los disruptores de endocrinos probablemente incluyan a todos los
sistemas hormonales que van desde los que controlan el desarrollo y la función
de los órganos reproductivos hasta los tejidos y órganos que regulan el metabolismo
y la saciedad. Los efectos en estos sistemas pueden provocar obesidad,
infertilidad, reducción de la fertilidad, problemas de memoria y aprendizaje,
diabetes o enfermedades cardiovasculares, así como muchas otras enfermedades.”
La relación entre los
disruptores endocrinos y el cáncer de mama es particularmente preocupante. Un
estudio publicado el año pasado sugiere que los parabenos contenidos en los
antitranspirantes y otros cosméticos, parecen aumentar el cáncer de mama. La
investigación, que también fue revisada en una editorial publicada en el Journal of Applied Toxicology, investigó
en dónde estaban apareciendo los tumores de mama y determinó que las cantidades
más altas de parabenos se encontraban en los cuadrantes superiores de las mamas
y el área de la axila, en donde por lo general se aplican los
antitranspirantes, y en donde más tumores de mama son diagnosticados.
Sorprendentemente, los
residuos de parabenos fueron encontrados en concentraciones de hasta un millón
de veces más que los niveles de estrógeno (estradiol) encontrado en el tejido
mamario humano. Claramente, estas sustancias químicas se están acumulando en
concentraciones alarmantemente altas, probablemente debido a su uso diario.
Los parabenos inhiben el
crecimiento de bacterias, hongos y moho y son utilizados como conservadores en
un sin número de productos, incluyendo: desodorantes, champús y acondicionadores,
geles, pastas dentales, lociones y bloqueadores solares, maquillajes, medicamentos
farmacéuticos, aditivos alimenticios, etc.
Es importante saber que la
piel es el órgano más grande y permeable. Todo lo que se ponga sobre ella terminará
en el torrente sanguíneo y distribuido por todo el cuerpo. Una vez que estas
sustancias entran en su cuerpo tienden a acumularse con el paso del tiempo.
Fuentes:
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