Al hablar del cáncer de mama
desde el ámbito de la cirugía plástica
se destaca siempre la necesidad de la reconstrucción mamaria inmediata
tras la mastectomía por las ventajas quirúrgicas que reporta y por sus
indudables beneficios físicos y psicológicos para las pacientes. Por ello,
suele quedar en segundo plano o incluso pasar inadvertida la importancia de prevenir
o tratar una de las complicaciones más frecuentes en las mujeres
mastectomizadas, el linfedema.
Concretamente, el 30% de las
casi 11.000 españolas sometidas cada año a una mastectomía padecen a
continuación un linfedema. Este se produce por la acumulación de linfa en el
tejido graso subcutáneo. Dicha acumulación está causada, a su vez, por la alteración
que sufre el sistema linfático durante la extirpación de las mamas, ya que,
junto a estas, se extirpan también ganglios linfáticos situados en las axilas,
lo que puede ocasionar la obstrucción del drenaje de la linfa y la formación de
edemas.
Las consecuencias del
linfedema son la hinchazón crónica de una o varias partes del cuerpo -sobre
todo de los brazos, pero también de piernas y genitales-, lo cual, aparte de su
efecto antiestético, resulta invalidante por la merma notable de las facultades
físicas de las pacientes. Además, esas partes afectadas se van fibrosando y, al
disminuir las defensas del organismo, por ser el sistema linfático un sistema
inmunitario defensivo, se incrementa el riesgo de padecer infecciones.
Las dos técnicas más empleadas
por los cirujanos plásticos especializados en microcirugía del linfedema son la
transferencia ganglionar microquirúrgica y la derivación microquirúrgica
linfático-venosa. La primera consiste en la extracción de ganglios linfáticos
sanos de una parte del cuerpo donde resulten prescindibles, como la zona
superficial de la ingle, y su implantación en las axilas.
La derivación
microquirúrgica linfático-venosa une los vasos linfáticos superficiales,
situados justo debajo de la piel, con las venas subdérmicas de las extremidades
afectadas, derivando así hacia ellas la linfa acumulada. Existe, asimismo, la
linfolipoaspiración selectiva, que permite normalizar el volumen de las
extremidades en aquellos casos en los que no se practique una reconstrucción
del sistema linfático.
En España, el centro de
referencia en el tratamiento del linfedema es el Servicio de Cirugía Plástica
de los Hospitales de Sant Pau y El Mar en Barcelona.
Junto a las técnicas
mencionadas, los expertos abogan por la generalización de la denominada técnica
TBAR (Total Breast Anatomy Restoration), consistente en la restitución total de
las alteraciones anatómicas ocasionadas con la cirugía oncológica del cáncer de
mama. En otras palabras, en la reconstrucción de las mamas extirpadas y la
prevención del linfedema en el mismo proceso quirúrgico.
“Esta técnica combinada
-explica el Dr. Jaume Masià, director del Servicio de Cirugía Plástica de los
Hospitales de Sant Pau y El Mar y presidente de la Fundación Docente de la
SECPRE- debe generalizarse, sobre todo, en el tratamiento de las mujeres que
vayan a someterse a una mastectomía y a las que un estudio previo del sistema
linfático haya determinado una mayor predisposición a sufrir un linfedema”.
Unificar las indicaciones de
las diferentes técnicas a fin de definir el tratamiento ideal para cada
paciente que sufra un linfedema y crear una guía clínica internacional sobre el
mismo fue uno de los objetivos de la III Conferencia Europea sobre Tratamiento
Quirúrgico del Linfedema, celebrada el pasado mes de marzo.
Fuente: Portalesmedicos.com
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