Personalmente, yo he
procurado tener más actividad física ahora que antes del diagnóstico de cáncer.
Practico tres veces en semana yoga, camino una hora diaria, todos los días que
puedo, y realizo estiramientos y meditación diariamente. La meditación fue lo
que más me ayudo para asumir el diagnóstico de cáncer. Necesitaba estar conmigo
misma como el comer, fue lo que me permitía calmarme y poder responsabilizarme
de mí y de la enfermedad.
En el día de hoy, la
meditación y el yoga forman parte de mi vida, y el yoga ha pasado a ser algo
esencial que me ayuda a ir conociendo y confiando cada día más en mi cuerpo y
en mí misma. Cada día que pasa percibo más la unidad de cuerpo, mente y
espíritu. En esta unión no hay fracturas, todo es curación absoluta e
integración con lo que me rodea.
Practicar yoga tiene muchos
efectos positivos en nuestra salud. Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por
el Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas (EEUU) añade uno nuevo:
una mejoría en la calidad de vida de las mujeres que tienen cáncer de mama.
Uno de los efectos
secundarios más comunes en las mujeres que siguen un tratamiento contra el
cáncer es la sensación de fatiga debido a la quimio y radioterapia.
Para probar la tesis del
impacto positivo de la práctica del yoga, el equipo de investigadores analizó a
191 mujeres con cáncer de mama con diferentes etapas dentro de la enfermedad.
Todas las mujeres fueron asignadas al azar en tres grupos: el primero practicaría
yoga, el segundo algunos estiramientos y el tercero ningún tipo de ejercicio.
Las mujeres de los dos primeros grupos tuvieron que practicar una hora de yoga
tres veces a la semana, durante un período de seis semanas.
Durante este período,
preguntaron a las pacientes por su sensación de calidad de vida, fatiga,
depresión y calidad del sueño, al mismo tiempo que les fueron realizados varios
electrocardiogramas y análisis de saliva, para medir sus niveles de cortisol,
la hormona del estrés.
El experimento dio como
resultado que las mujeres que habían participado activamente en las sesiones de
yoga (el primer grupo) mostraron la caída más aguda en los niveles de cortisol,
sugiriendo, por tanto, que el yoga actuaba como regulador más que eficaz de la
hormona del estrés. Además, las mujeres sintieron una reducción de la fatiga y
presentaron un estado de salud general mucho mejor. Las mujeres de los grupos
restantes no notaron ninguna diferencia con respecto a su estado anterior y sus
niveles de cortisol no bajaron.
El estudio, cuyos resultados
han sido publicados en la revista Journal of Clinical Oncology determina que la
práctica de un deporte como el yoga, que combina el cuerpo y la mente, tiene un
enorme potencial de cara a combatir la fatiga producida por la radioterapia
mediante la regulación de la hormona del estrés, y mejorando la calidad de vida
en general antes, durante y después del tratamiento.
Fuente:
Chandwani, et al. Randomized, Controlled Trial of Yoga
in Women With Breast Cancer Undergoing Radiotherapy. JCO March 3, 2014 JCO.2012.48.2752
Extraído del Blog Mis recetas anticáncer
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